ZARAGOZA | El Real Zaragoza tiene 10 días para preparar su regreso a la competición, a una segunda vuelta que tendrá nombres y un rostro diferente. Miguel Ángel Ramírez vive su primera semana, aplicado en la mejora de un grupo que tiene más posibilidades que rendimiento. La última racha quedó muy condicionada por ausencias troncales en su plantilla. Según Cordero no se prevé una vuelta cercana de nadie para el duelo ante el Elche. Se quiere, por tanto, que Ramírez lo cambie todo teniendo prácticamente lo mismo.
La vista se vuelve hacia un mercado que se ha abierto ahora para todos y que el Zaragoza tuvo que iniciar con un fichaje que no estaba contemplado. Ramírez ocupó el sitio de Víctor y hoy trae energía y una dinámica de entrenamientos moderna, que reparte los roles, aplica la ciencia y una carga física completa e integrada. Las primeras impresiones agradan al vestuario. Provocan también algunas comparaciones entre bambalinas. Desde La Ciudad Deportiva se piensa que la pérdida de ilusión de Víctor se había trasladado a la rutina, donde David Navarro había asumido las riendas mucho antes de su interinidad.
Más afectado que nunca por la crítica, a Víctor le acabó venciendo el desgaste de la dinámica invernal. Zaragozano y zaragocista, sentía demasiado las derrotas y parecía próximo a su pandemia emocional. El triunfo ante el Racing de Ferrol fue un alivio, una transición necesaria. Hoy el cambio de técnico ha modificado la atmósfera, en un mecanismo habitual de este juego. El efecto de un nuevo entrenador necesita un impulso rápido, un rendimiento inmediato. Solo así se le puede dar un giro a una mecánica torcida. Y se puede permitir que las nuevas sensaciones, efímeras en muchos de los casos, se mantengan en el tiempo.
MAR puede ser la penúltima apuesta de Cordero, una elección para olvidar a Velázquez, quizá su mayor error en La Romareda. La historia se repite y, un año más tarde, el director deportivo quiere cambiar el desenlace. Su discurso en la presentación fue más conservador que ambicioso. Al margen de las renovaciones, que merecen capítulo aparte, Cordero sospecha que será un mercado de mínimos y no de máximos. Y espera acertar en posiciones estratégicas, en busca de un fichaje por línea.
Forés es el primer intento, precipitado entre otras cosas por la voluntad del jugador de resolver su presente. A esa apuesta le seguirán otras que el Real Zaragoza pretende madurar en el tiempo, destinadas a mejorar el carril central, la columna vertebral de la plantilla. Sin paraguas, la cubierta descansará en el nuevo técnico y la lupa se posará sobre los jugadores. A 10 días para Elche, MAR conoce a su plantilla y diseña sus líneas maestras, en el último paréntesis que ofrece la competición, en el único guiño del tiempo.