ZARAGOZA | El fútbol siempre hizo mejor a los valientes. Adrián Liso descubrió ante la SD Huesca que la juventud no solo tiene pecados, también grandes virtudes. El Real Zaragoza estaba aturdido en El Alcoraz. Acababa de encajar el gol y durante un momento, el partido le recordó al choque que se vivió frente al Huesca en La Romareda. Perdía duelos, el sistema estaba lleno de lagunas y el fútbol se volcaba sobre su campo y nunca el del rival.
En ese punto del encuentro, Adrián Liso encontró la respuesta. Y lo hizo, como ha hecho siempre, por su cuenta. Solo necesitó un balón largo, una oportunidad que pareció intrascendente y un reto a la carrera. Veloz, ganó la diagonal ante Loureiro y superó su zancadilla. Quizá otro jugador, más veterano y experimentado, hubiera elegido quedarse en el suelo. Liso, valiente y sin complejos, decidió que la falta no le haría famoso. Y creyó que su historia debería acabar en la portería.
Liso probó suerte y se encontró con el error de Álvaro Fernández. Y lo hizo en una jugada que define sus virtudes. Potencia en carrera y en el golpeo, zurda en el regate y en el disparo, y un juego hecho de puro atrevimiento. A partir de esa acción, aislada e individual, el Real Zaragoza pudo marcar más tarde y vencer después. Y el triunfo se entendió mucho mejor a través de Liso, de un adolescente que quiere escribir su nombre en este juego.
Marcar el primer gol con el equipo de tu vida
Esto no tiene precio 🥹💙#LALIGAHighlights pic.twitter.com/n2ZG7iZwgG
— Real Zaragoza 🦁 (@RealZaragoza) April 20, 2024
Liso completaba su segundo partido como titular en El Alcoraz. Víctor descubrió en su primer entrenamiento que estaba ante un jugador distinto, específico, que pertenece ya a un patrón que se agota. El fútbol moderno fabrica interiores, volantes y mediocentros, pero el juego de los extremos se agota en el espacio reducido. Liso representa otra cosa, un fútbol casi de otro tiempo. Explota su potencia a la carrera y descubre el mejor truco de este juego: el regate.
“Todavía no me creo lo que me está pasando”, dijo al acabar el encuentro. Y la frase define el momento del último hallazgo de La Ciudad Deportiva. También el sueño de un futbolista que no quiso ser pescador, como había pedido su padre. Liso demostró que está hecho para las grandes ocasiones, veloz a campo abierto, autor de un gol que cambió la suerte. Hace solo unos meses, marcó el tanto que le hizo ganar al División de Honor Juvenil ante el Huesca. Repitió en Barcelona con dos goles y una actuación que sintetizó el narrador de una plataforma del equipo catalán: “Aquest jugador ès diferent”.
Liso esquivó la falta y pensó en marcar. Y lo hizo en uno de esos partidos tensos y llenos de emoción, en un duelo que hace mayores a las promesas. Completó en El Alcoraz su primera gran carrera en el fútbol profesional, con la certeza de que a la vuelta de la esquina le esperan muchas más.
Con todos los respetos, y los mejores deseos a la carrera futura de Liso, un jugador aragonés al que le deseo lo mejor, sin la CAGADA MAYÚSCULA de Álvaro Fernández ahora no estaríamos hablando de esa meritoria jugada. El mayor mérito, por cierto, que su tiro fuese dirigido a la meta oscense, eso bastó y sobró, pifia del guardameta mediante, para que la bola entrase. Un brindis, por tanto a ese saber dirigir el tiro, independientemente de lo acontecido durante la trayectoria.