La SD Huesca de Nacho Ambriz vence y convence: se logró doblegar al Eibar con un juego muy depurado. Defensa convincente, una presión muy bien ejecutada y fluidez de ideas. La Liga comienza y los oscenses ya tienen una victoria ante un rival directo en su casillero.
Ambriz (8’5) Comienzo. Buen planteamiento, bien ejecutado y con los conceptos claros. El equipo tiene claras algunos automatismos y los ejecuta de manera muy efectiva. Supo gestionar bien los cambios dentro de las limitaciones de la plantilla.
Andrés (8) Seguro. Paró las veces que tuvo que parar, con seguridad y luciendo reflejos. El único marrón a su actuación llegó en la recta final, cuando midió mal en una salida de puños.
Buffarini (8’5) Sorpresa. Una de las revelaciones del partido. Sin casi pretemporada, supo leer perfectamente el partido, luchó cada balón como el último y se metió a la grada en el banquillo. El italoargentino parece que va a ser uno de esos jugadores que dejen huella en la afición oscense.
MVP | Pulido (9’5) Monumental. Un partido casi sin precedente del capitán azulgrana. Sacó tiros bajo palos, ganó el 75% de los duelos que disputó, dio una asistencia milimétrica y capitaneó al equipo en los buenos y en los malos momentos.
Salvador (9) Heróico. Para jugar fuera de posición, bordó su actuación. Un par de errores puntuales le quitan de la lucha por el MVP pero no empañan un partido magistral. Su salida de balón en diagonal, superando las primeras líneas de presión, fue clave en el segundo gol y varias ocasiones peligrosas.
Marc Mateu (9) Tesón. Otro que, como Salvador, supo lucir en una posición que no es la suya. Con algo menos de rigor defensivo que un lateral típico pero con muchísimo desgaste lo suplió de sobra. Sus incorporaciones por la banda fueron de lo más peligroso y fructífero del partido.
Seoane (9’5) Diferencial. Gol y partidazo para el nuevo dueño del centro del campo azulgrana. Lució desparpajo en todas las zonas del campo, asociándose sin parar desde atrás o en la frontal para dar fluidez al juego. Un partido para enmarcar de un jugador al que no le faltarán pretendientes en primera.
Mikel Rico (8’5) Avión. Físicamente pasó por encima al resto de los 21 jugadores. Voló por todo el campo, apareciendo en banda, entre centrales y haciendo ayudas constantes a la defensa. En la segunda parte bajó ligeramente sus prestaciones pero fue una actuación bastante completa del veterano centrocampista.
Nwakali (7) Lento. Le faltó ritmo para adaptarse a la velocidad de juego que propone Ambriz. Pese a ello, tiene las dotes y los detalles de ser un jugador diferencial en la categoría
Ferreiro (8’5) Típico. Pasan las temporadas pero parece que no lo hagan por el extremo gallego. Regates por doquier, buenos balones al área, trabajo defensivo y desgaste durante todos los minutos que estuvo sobre el campo.
Escriche (7) Limitado. Sus características no apoyan su condición de delantero: se asocia bien y brega como el que más, pero salirse tanto del área evita que pueda tener ocasiones para anotar o crear más peligro. Dejó detalles buenos pero no fue diferencial en este Huesca – Eibar innaugural.
Joaquín (9) Crecido. Su partido fue muy constante, buscando constante desmarques y protagonismo con y sin balón. Su gol fue el premio merecido a un partido lleno de luces.
LOS CAMBIOS
Florian Miguel (8) Positivo. Para llevar menos de una semana entrenando, su rendimiento fue mayúsculo. Puso un gran balón de gol a Seoane, defendió bien y se le intuyó como un jugador que va a aportar muchísimo al equipo azulgrana. Su seguridad defensiva se palpó en el ambiente.
Mosquera (7’5) Necesario. El rol de un centrocampista con experiencia fue muy útil en la segunda parte, cuando el Eibar apretaba y el Huesca necesitaba control. Supo pausar el partido y jugar como Ambriz quiso.
Enzo Lombardo (7’5) Acertado. No falló nada de lo que hizo cuando entró al campo: todos los pases llegaron a buen puerto, provocó faltas y entró en juego para hacer lo necesario en los últimos minutos de un choque.
Ratiu (SC) Tornado. Con muchas ganas y descontrol, mostró una potencia envidiable. Defensivamente, sin embargo, mostró poco rigor, corrigiendo muchas veces por físico lo que su táctica le hacía perder.