ZARAGOZA | El Real Zaragoza empató ante la UD Las Palmas y suma diez partidos sin derrota. Frente al aspirante canario, tuvo la victoria al alcance de la mano. Cayó Simeone, marcó Bebé y empató Viera. El árbitro quiso su cuota en el partido y acabó dejando al Zaragoza con diez, con Cristian Álvarez en el lugar del delito. El partido fue una película de 100 minutos, en la que hubo lugar para todos y emociones para todos los públicos. El empate sirve, eso sí, para valorar la reacción del Zaragoza. El equipo de Escribá está lejos de los aspirantes pero ya puede tutearle a cualquiera. 10 partidos más tarde, sigue sin perder.
Cristian Álvarez (7): En la primera mitad, cuando el partido estaba más en el terreno de Las Palmas, el argentino voló hacia la escuadra. Al filo del descanso, desplegó sus alas, en una parada que fue también una postal. En la segunda mitad estuvo firme, hasta que el árbitro le castigó de forma excesiva. Su expulsión, aunque injusta, le baja algo la nota.
Fran Gámez (6´5): Planeó el gol del Zaragoza con su recuperación y una larga conducción. El resbalón de Lemos jugó a favor de su asistencia. Guardó la banda y progresó, hasta formar con Francho y Bermejo una sociedad muy productiva.
Lluís López (6): Firme y con liderazgo, es ya un jugador consolidado. Su segunda temporada nada tiene que ver con la primera y su partido se pareció, en el buen sentido del término, a todos los anteriores.
Jair Amador (6´5): Defendió el área y se colgó del aire. En ataque, fue una amenaza para el rival en las acciones a balón parado. El Zaragoza se fío de él para guardar la ventaja, pero el fallo llegó en su costado.
Carlos Nieto (5): Su partido había sido muy correcto, hasta que cometió el penalti de un modo torpe. Quiso cargar a Moleiro y dejó la mano blanda, en el lugar ideal para que el VAR y el árbitro le castigaran. Vigiló bien a Pejiño y se soltó algunas veces, en busca del centro o el disparo.
Jaume Grau (5´5): Sensato pero tímido. A su partido le faltó un punto de personalidad, ante un equipo hecho para jugar y para mandar en la categoría. No falló casi nunca, pero tampoco brilló. Demasiado correcto.
Francho Serrano (7): Volvió a desplegarse, a correr sin descanso. Lideró ataques en conducción y orientó su juego hacia el perfil derecho. Allí coincide con Gámez y con Bermejo y mejora siempre la jugada.
Sergio Bermejo (6´5): Lúcido en el regate, dejó más detalles que grandes jugadas. Guardó su mejor recurso para el gol del Zaragoza. En el inicio de la jugada, lo aclaró todo con un toque suave y leve, un sombrero que fue el principio de todo. A sus disparos les faltó siempre un punto de potencia.
Tiago Bebé (8): Caído Simeone, el Zaragoza se aferró a su regate y su zancada. Pudo marcar en el primer tiempo, pero aplazó su lugar en el partido para la segunda mitad. Allí necesitó dos toques para ser definitivo, para que su baile fuera el mejor de toda la noche. La Romareda aprecia a un jugador que siempre fue distinto.
Giuliano Simeone (6): Su lesión silenció La Romareda y alivió al rival. En el tiempo que estuvo sobre el césped, amenazó a la carrera y mostró que está hecho para las grandes citas. La incertidumbre que siguió a su marcha muestra el impacto que tiene en el equipo.
Iván Azón (6): Productivo en lo colectivo, pero sin suerte en el plano individual. Se quedó siempre a un pie del remate, vencido por el mal fario. Cuando el partido se complicó fue la salida más natural del laberinto.
Cambios del Real Zaragoza:
Miguel Puche (6): Peleón y batallador, se entregó siempre. Ganó duelos y disputas, pero le faltó dejar su huella en las áreas.
Alberto Zapater (5´5): Le puso al partido su esfuerzo y su experiencia. Mejor sin balón que con el cuero, se aplicó en la defensa colectiva.
Pape Gueye (4): El partido mostró en un rato su voluntad pero, sobre todo, sus defectos. Controló mal, corrió peor y solo aportó entusiasmo. El fútbol no parece su deporte.
Gabi Fuentes (6): Volvió a la rotación tras el gol del empate, cuando Escribá detectó el daño que hacía Las Palmas por ese costado. La expulsión de Cristian Álvarez le reservó un lugar inesperado: Fuentes ejerció como portero improvisado.
Valentín Vada (SC): Escribá le usó para acortar las distancias entre las líneas. Vada no tuvo tiempo ni un lugar en el partido.
Entrenador:
Fran Escribá (6´5): El Zaragoza volvió a mostrar su madurez y su capacidad para adaptarse a todos los contextos. Tras el descanso, con Simeone fuera del partido, el Zaragoza se empleó con seriedad e inteligencia. Alcanzó la ventaja, pero perdió pie en el último tramo, quizá porque los cambios no mejoraron el panorama. No acertó en todos el técnico, pero ha sabido darle un rostro competitivo al equipo. A Escribá le dolió, como a toda La Romareda, que el triunfo se escapara entre los dedos. Aún así, el resultado ofrece un síntoma amable: el Zaragoza ha conseguido que parezca difícil vencerle.