Cristian Álvarez (5): Le bombardearon más que de costumbre, aunque sin mucho tino en los disparos. Estuvo firme cuando se le necesitó, aunque sigue sufriendo en los centros desde el costado.
Fran Gámez (4´5): Exploró la banda en el primer tiempo, pero perdió pie en el segundo. La entrada de José Luis Rodríguez le hizo sufrir como nunca. En el duelo directo, siempre acabó perdiendo.
Lluís López (4): Correcto en casi todas las fases del juego, pero tibio en una acción definitiva. Perdió la marca en el gol del empate y tampoco supo resolver el barullo que llegó después.
Jair Amador (7): En la primera mitad, falló en un despeje. Luego, acertó en casi todo lo demás, hasta el punto de asistir en el primer tanto del Zaragoza. Se perfiló bien en la defensa, acumuló recuperaciones y sostuvo al equipo en su área. Siempre que no está, echa de menos a Francés. Aún así, el triunfo en El Molinón no se entiende sin sus registros defensivos.
Pep Chavarría (5): Correcto, sensato y sin alardes. Sufrió en un tramo de la segunda mitad, cuando no pudo evitar el centro permanente del Sporting. En el último tramo, adelantó su posición y ganó terreno en la banda.
Jaume Grau (7): Volvió a marcar y durante muchos minutos dominó el juego. Pisó, giró sobre sí mismo y mostró personalidad y buenas intenciones. Bajó en el segundo tiempo, afectado por el despliegue del Sporting y por un vacío en el centro del campo. Pese a todo, el Zaragoza mejora con su zurda y ya ha abandonado su condición de secundario. De manera inesperada, planea ahora el guión de los partidos.
Francho Serrano (6): Su actitud volvió a ser irreprochable. Se desfondó, ayudó en la recuperación y condujo algunas transiciones peligrosas. No está especialmente fino en el pase, pero sigue poniendo todo de su parte.
Eugeni Valderrama (6): Protagonista desde la estrategia, proyectó el primer tanto con un centro cerrado y venenoso. Pudo marcar en el segundo tiempo, pero se topó con Diego Mariño. Los partidos, eso sí, se le siguen haciendo largos.
Sergio Bermejo (6): Generoso en el esfuerzo y participativo, acumuló buenas acciones en el primer tiempo. Culebreó, se le vio cómodo entre líneas, pero le faltó acierto en los pases definitivos.
Juanjo Narváez (4): Su suspenso en el partido es el reflejo de toda una temporada. Discreto, no piensa en marcar goles, sino en liderar los registros de faltas recibidas. Ha mejorado su perfil competitivo, pero los goles de este Zaragoza hace tiempo que han dejado de ser suyos.
Sabin Merino (4): Voluntarioso, intentó conquistar los espacios, pero le falta pólvora en el área y explosividad en las carreras. Azón mejoró en un rato lo que él no pudo hacer en mucho tiempo.
Cambios del Real Zaragoza
Iván Azón (9): Su entrada le dio aire y gol al Zaragoza. Guardó el balón, se peleó en cada disputa y ganó tiempo para su equipo. Tras el empate, peleó por un balón que cualquier otro delantero consideraría perdido. Pero Azón está hecho de otra pasta. Luchó, ganó y marcó. Siempre de un modo agónico, ofreciendo todo lo que tiene y ese impulso extra que le distingue. Para ganar, el Zaragoza necesitaba un acto de fe. Y la suya fue capaz de mover montañas.
Valentín Vada (6): Firmó su mejor partido en toda la segunda vuelta. No estuvo especialmente inspirado, pero no se reguló en las disputas e hizo temblar el larguero con su disparo. Un despeje suyo, hizo dudar a Borja López y Azón lo convirtió en una asistencia.
Borja Sainz (4´5): El partido estaba para él y el extremo vasco no lo supo aprovechar. Se equivocó en una transición clave, que significó poco después el empate. De nuevo, rabioso y precipitado.
Carlos Nieto (SC): Salió para poblar de más recursos la defensa y mostró su implicación con el grupo.
Entrenador
Juan Ignacio Martínez (5): Su equipo fue intenso en la primera parte y gobernó el juego con una media que tiene buen pie y recorrido. En la segunda mitad, quiso conservar la ventaja y cedió de nuevo demasiados metros. Reforzó la línea defensiva, pero no evitó un empate casi anunciado. Cuando el partido era una ruleta rusa, JIM eligió esta vez una carta ganadora: el entusiasmo de Iván Azón.