El Real Zaragoza perdió con claridad ante el Cartagena (0-3), en un duelo en el que le faltó ambición y fútbol. La racha se detuvo ante una de las revelaciones de la categoría. Sin repliegue en el medio, el partido fue del equipo de Luis Carrión, de principio a fin. No hubo signos de rebeldía en el Zaragoza y un goleador eterno como Rubén Castro, se vistió esta vez de asistente. Fue así como, en una cita señalada, el Zaragoza perdió su suerte.
Cristian Álvarez (7): Cuesta darle un notable a un portero que encaja tres goles en un partido, pero Cristian salvó al menos otros tres que cualquier otro meta daba por perdido. Fue lo mejor del equipo y eso normalmente nunca trae victorias, sino derrotas abultadas como la de esta tarde.
Fran Gámez (3): Confuso, desdibujado por Mo Douda en cualquiera de sus enfrentamientos. El partido le sobrepasó de nuevo y no mostró acierto en ninguna de sus subidas.
Alejandro Francés (4): Uno de sus peores días en la oficina. Aceptó el desafío de defender a Rubén Castro y esta vez perdió. Falló un gol en el que tuvo todo a su favor y recordará siempre el tercer gol de su rival. Castro le midió en el duelo, le fijó y le dejó con el molde de su regate.
Jair Amador (4): Se quedó enganchado en la jugada del primer tanto y reaccionó bien, pero ni el ni Cristian Álvarez pudieron hacer mucho ante la aparición de Delmás en el rechace. En la segunda parte, sufrió como todo el Zaragoza.
Pep Chavarría (4): Discreto y sin el protagonismo de las últimas citas. Las apariciones por dentro de Nacho Gil le desubicaron y llegó tarde a algunas disputas importantes. No fijó bien la línea en la jugada del segundo gol.
Radosav Petrovic (3): El mediocampo se le hizo inmenso, sin la compañía de Francho Serrano o Jaume Grau como cortafuegos. Estuvo impreciso en el juego y en su lenguaje corporal hubo impotencia y desesperación. Cayó sin remedio en el segundo gol, en un tirón que le dejó completamente vencido.
Alberto Zapater (4): Se notó su inactividad y que ha perdido fuelle en el juego y en la temporada. El Cartagena ganó el partido desde la media y el capitán no pudo ofrecer una gran resistencia.
Eugeni Valderrama (4): Condenado por sus acompañantes, no pudo lucir su juego en Cartagena. Durante algunos minutos, quiso hacer de Grau y de Francho y nunca le dio para ser Eugeni.
Miguel Puche (6´5): Las mejores opciones del Zaragoza en el partido partieron de sus botas. Abandonó la banda, improvisó y filtró un bonito pase interior. En un equipo que bajó pronto sus brazos, al menos Puche ofreció signos de rebeldía.
Sabin Merino (4): No está y la afición empieza a no esperarle. Su pelea ya no basta, entre otras cosas porque falla siempre que tiene la oportunidad de acertar.
Álvaro Giménez (5): Descargó el juego, combinó bien al primer toque en algún tramo del partido y se midió con los centrales. Lejos del área es otro futbolista. Fuera de su zona de influencia, no enseñó sus garras.
Cambios del Real Zaragoza:
Valentín Vada (3): No entró bien al partido y, en su primer minuto de juego, ya llevaba una amarilla. En defensa es un jugador comprometido. En ataque, ya no aporta casi nada.
Iván Azón (5): Salió tarde al campo, quizá porque JIM le reserva un lugar en los partidos que Azón no se merece. Cuando pisó el césped del Estadio de Cartagonova, el resultado ya estaba sentenciado. En el sitio de su estreno, no pudo prolongar su racha.
Lluís López (4): JIM le situó como mediocampista posicional tras la lesión de Petrovic. No estuvo cómodo, como le sucedió a todo el Zaragoza.
Juanjo Narváez (4): Con molestias físicas, en su entrada al campo hubo un punto de chispa. Pero volvió a ser un espejismo, un intento con más fuegos artificiales que otra cosa. Ya no sabe cuál es su lugar en este Zaragoza.
Borja Sainz (SC): Jugó solo nueve minutos más el descuento y en el partido, solo ofreció un buen centro.
Entrenador:
Juan Ignacio Martínez (3): Anunció que el partido se iba a decidir en el centro del campo y fue precisamente allí donde lo perdió. Su Zaragoza no llegó a tiempo a ninguno de los repliegues y JIM se equivocó en casi todo. Quizá su error más flagrante fue situar a Iván Azón otra vez en el banquillo. Ante el fútbol posicional del Cartagena, el juego de espaldas del canterano le hubiera dado aire al Zaragoza.
No arriesgó en la media y se entregó a un trío con experiencia pero con demasiados kilómetros en sus piernas. A su equipo le faltó ambición y sentido histórico. En el partido que siguió al 90 aniversario del Zaragoza, su grupo ofreció uno de los encuentros más pobres del curso. Fue cómplice de la derrota. El Zaragoza corta su racha y se cae de la nube.