El Real Zaragoza venció en el alambre, en el último suspiro, con un milagro que esta vez sí supo guardar. Escribá logró su primera victoria en Zaragoza. Y lo hizo por la única vía que parece posible ganar para este equipo. Por el camino de la épica y la agonía, con un resbalón que se vistió de golpe ganador. En un partido espeso y ramplón, el balón parado lo decidió casi todo. Ratón tembló, Jair marcó y Bermejo consiguió el tanto del milagro.
Álvaro Ratón (2): Es un saco de nervios. El rival detecta sus miedos y le busca. Los fallos no solo son suyos, tienen más padres. Pero contagia sus inseguridades al resto y sus compañeros no encuentran en él la referencia que se necesita en la portería.
Fran Gámez (5): Le volvió a faltar profundidad y claridad en la resolución de los centros. Confuso casi siempre. Frágil en las disputas, no desborda ni le da grandes soluciones al equipo.
Lluís López (3): Encadena 15 partidos consecutivos sin que su rendimiento lo justifique. Pierde demasiados duelos y sigue posando bien en los goles que marcan otros.
Jair Amador (7): Cómplice en el gol del Ibiza, se tomó la venganza por su mano. Dominó el aire y marcó un gol que no estaba escrito. Rescató a su equipo cuando peor estaba y se ha convertido en una garantía en el área rival.
Carlos Nieto (3): Es suplente y le cuesta rebelarse ante su suerte. Duda de sí mismo y ponerle en los partidos es meterle en un problema.
Francho Serrano (6´5): Desordenó el partido y fue una solución distinta. Le falta finura en la resolución de las jugadas, claridad en el último pase, pero pone todo de su parte. Tiene kilómetros y alma zaragocista. Y eso, en este equipo, es mucho decir.
Jaume Grau (4): Vive su peor tramo en el Real Zaragoza. Le falta liderazgo, sentido de la responsabilidad. Sin zonas frías, es un jugador complementario cuando tendría que ser que el capataz de todo.
Sergio Bermejo (7): Jugar los partidos completos le abre un panorama distinto. Aparece en pequeñas dosis, pero un poco suyo es mucho para el resto. Tuvo el don de la oportunidad y marcó su primer gol y uno de los más importantes de todo el curso.
Valentín Vada (5): Lo intentó con más ímpetu que fútbol. En un tramo de partido en el que todo parecía un laberinto, Vada le puso corazón y alma a las jugadas.
Víctor Mollejo (5): Guerrero. No es sutil en su juego ni siempre eficaz, pero su contexto ha mejorado con Escribá. Se coordina bien con Simeone y es más productivo al espacio que al pie.
Giuliano Simeone (5): De más a menos. Empezó con hambre, lucidez y recursos a la carrera. Se desesperó, perdió pie en las disputas y acabó firmando un partido discreto.
Cambios del Real Zaragoza
Manu Molina (7): El partido circulaba por un raíl lento, sin salidas en el juego ni en el guión del partido. Manu Molina le dio agilidad al encuentro, sus pases tuvieron una música propia, la melodía más sutil de todo el Zaragoza.
Pape Gueye (5): Estuvo más lúcido con balón en algunos tramos, aunque en él sea sencillo mejorar. En el área, no dejó ninguna huella.
Eugeni Valderrama (6´5): Apareció en la jugada definitiva, para ponerle calma a la tormenta. Decidió con pausa y con acierto, para encontrar a Sergio Bermejo.
Alberto Zapater (5): No tuvo demasiado tiempo, pero volvió a ser generoso en el esfuerzo. Un hombre de club.
Gabriel Fuentes (SC): Nieto no aprovechó la oportunidad y será titular por abandono de su competencia.
Entrenador:
Fran Escribá (6´5): Pudo cantar victoria por primera vez. Lo hizo en un partido espeso, que se atrancó pronto, que se resolvió a balón parado y no en el fútbol. El inicio fue bueno, veloz y lleno de intención. Pero el Ibiza equilibró la balanza del partido hasta marcar y hacer sufrir a un equipo frágil, vulnerable en la defensa colectiva y el área. La recuperación llegó a través del sufrimiento, de la voluntad competitiva. Y colaboró con sus cambios, especialmente con el perdón a Manu Molina. El onubense mejoró el panorama y el Zaragoza logró un triunfo imprescindible. Entre la niebla, cuando el partido era un bucle, el Zaragoza firmó la primera victoria de Escribá y su única remontada. Llegó Bermejo, el mejor de sus alumnos, para ganarle la partida al frío.