El Real Zaragoza encajó una de las derrotas más duras de la temporada en El Sardinero y hay quién cuenta ya las horas que le restan a Carcedo. Vencido desde muy pronto, la expulsión de Simeone convirtió al Racing de Santander en un vendaval del norte. Solo Cristian Álvarez ofreció resistencia, con un amplio catálogo de paradas que quedan en la memoria y en el museo. No sirvieron para evitar la derrota, pero sí para evidenciar que esta plantilla no estuvo a la altura de su portero.
Mientras Cristian encadenaba milagros en el día de la ofrenda, el Zaragoza se descomponía ante el fútbol de Pombo e Íñigo Vicente. Carcedo justificó su recurso con un argumento débil: quiso copiar al Eibar. El Racing respondió con amplitud y con un bombardeo que sirvió para vencer por la mínima un partido que iba para goleada. Carcedo se queda sin redes de seguridad y el Zaragoza solo pudo aferrarse a su portero.
Cristian Álvarez (10): El argentino firmó una de sus mejores actuaciones con el Real Zaragoza y eso es mucho decir. Paró por alto y por bajo, con estiradas plásticas e intervenciones que solo están a su alcance. Se vistió de extraterrestre y de superhéroe, en un partido que recordó al que se jugó en el Sadar hace casi un lustro. Voló a lugares impensables, hasta firmar ocho paradas de autor. Cuando juega a este nivel, resulta sencillo pensar que este Zaragoza no le merece.
Fran Gámez (4): Intentó asomar la cabeza en la primera mitad por su perfil, pero sigue sin terminar con un buen centro lo que empieza con su carrera. Íñigo Vicente le preparó varios trajes hechos a medida.
Lluís López (3): Pierde la marca, es descuidado con el balón y le regatean con facilidad a la carrera. Mira el suelo y le asaltan todas las dudas. Jair espera más que nadie el regreso de Francés al once.
Jair Amador (4): Tiritó más que nunca, mal rodeado y sin opciones para ganar los duelos. Matheus Aiax le sacó de zona, al lugar al que más sufre.
Gabriel Fuentes (3´5): Jordi Mboula mostró algunas de sus lagunas y todas sus vergüenzas. El equipo ha empeorado en su cambio de cromos con Chavarría y el colombiano tampoco supera por tanto a Carlos Nieto.
Jaume Grau (3´5): Realizó algún desplazamiento de mérito, pero volvió a menguar cuando el panorama del encuentro se complicó. En la segunda parte, fue un jugador impreciso, desbordado siempre por Pombo y todos sus acompañantes.
Manu Molina (3): Es el fiel reflejo de su entrenador. Frío, errático en sus decisiones y sin capacidad de respuesta. Hay una imagen cruel que sirve para describir su partido: a veces las mascotas se parecen a sus dueños.
Francho Serrano (5): Sigue sin estar a su nivel, pero fue el único futbolista de campo capaz de desordenar el partido. Ofreció kilómetros para compensar la inferioridad numérica pero Carcedo decidió retirarle del campo.
Víctor Mollejo (3): Le sobra excitación y le falta juego. Pierde mucha energía en luchas que no le benefician y con el balón en los pies no aporta soluciones casi nunca.
Giuliano Simeone (2): El argentino condicionó el partido con una expulsión infantil, que dejó al equipo todavía más huérfano de recursos. Antes, había fabricado alguna acción de mérito. Pero con tarjeta amarilla no supo ni regularse ni contenerse.
Iván Azón (4´5): No hubo aciertos en su partido y el equipo no supo encontrarle. En el área se tropezó en dos de los mejores acercamientos. Acabó el partido pronto, afectado por unos calambres.
Cambios del Real Zaragoza
Valentín Vada (3): Es intrascendente, como titular y como suplente. No aportó nada en su entrada al campo. Llegó tarde a todas las disputas y le faltó precisión en el último pase.
Makhtar Gueye (3): Aparatoso en carrera y patoso en el juego. En sus acciones lejos del área hay un punto cómico, pero suelen acabar en tragedia.
Gaizka Larrazabal (3´5): Empeora a Fran Gámez en defensa y no se aprecian grandes diferencias en ataque. El lugar que le otorga su entrenador no le favorece. No parece ni lateral ni tampoco extremo.
Miguel Puche (4´5): Recibe siempre de espaldas y ya no sorprende ni en sus giros ni en las áreas. Necesita tiempo y un contexto mucho más favorable.
Entrenador del Real Zaragoza
Juan Carlos Carcedo (2): Los aficionados desplazados a Santander volvieron a pedir su dimisión. Carcedo se rindió tras la expulsión de Simeone y puso todas sus cartas en las manos de Cristian Álvarez. El argentino repitió milagros mientras su técnico no encontraba una fórmula para que su equipo resistiera.
Carcedo perdió el norte hace tiempo y su destitución se aplazará, en el mejor de los casos, hasta la próxima semana. Se sigue sin saber si busca aliados en el césped o en una hoja de Excel, pero parece evidente que ha perdido también la fe del vestuario. En el día de la ofrenda, solo Cristian Álvarez depositó un ramo. Y ahora es por Carcedo por quien doblan las campanas.