El Real Zaragoza perdió en La Romareda catorce partidos después. El encuentro estaba para un detalle y Carlos Nieto cometió un error que Randjelovic convirtió en desgracia. La lluvia paralizó al Zaragoza, anulado por un Leganés que entendió pronto el partido que se jugaba en La Romareda. Venció y el equipo de JIM no supo encontrar su respuesta.
Cristian Álvarez (4): No estuvo fino en el lunes de fútbol. Llegó tarde a una cesión de Nieto, en un fallo que no fue suyo. Perdió pie en la salida del juego, se confió en exceso y en su noche no hubo milagros.
Alejandro Francés (4´5): Estuvo nervioso, irascible, con una intensidad mal entendida. Se desquició pronto y tampoco cargó bien el área en sus oportunidades para el centro. En el segundo tiempo, lo intentó con más corazón que juego. Perdió el duelo con José Arnáiz y su condición de futbolista insuperable en la carrera.
Lluís López (4´5): Tampoco se salvó ante el Leganés, en un partido extraño del central. No falló en exceso, pero ni defendió especialmente bien ni aportó nada al juego. Le concedió a Arnáiz una oportunidad en un despiste en la marca que él mismo corrigió. Ni bien ni mal, solo pálido.
Jair Amador (5): No protagonizó muchas acciones de mérito ni fue el líder que el Zaragoza necesita en la zaga. Vigiló discreto la sombra de Garcés y consiguió que el delantero apenas le inquietara.
Carlos Nieto (2´5): Cometió un error de los que pasan factura. Su cesión hacia Cristian muestra la desgracia que le acecha desde hace tiempo. Randjelovic intuyó el fallo y Nieto quiso que le tragara la tierra. Duda de su suerte y de todas sus certezas de siempre. No juega los partidos, ahora solo los sufre.
Íñigo Eguaras (4´5): La apuesta por el navarro era una declaración de intenciones. Eguaras no estuvo a la altura, incrustado entre centrales en su momento más feliz, sin personalidad para dirigir el juego. En La Romareda fue un futbolista intrascendente.
Alberto Zapater (4´5): Superado, mal perfilado en el juego y sin salida para el callejón que le planteó el Leganés. Siempre fue un paso por detrás de su pareja de baile, sin importar si se medía a Recio, a Rubén Pardo o a Gaku Shibasaki. Tampoco acertó nunca en las faltas. Gris.
Francho Serrano (6´5): En un Zaragoza sin soluciones, al menos Francho puso algo de rebeldía. Conquistó algunas praderas válidas a través de su conducción, pero se equivocó en la decisión final casi siempre. Encontró a Nano Mesa en la mejor opción del Zaragoza. Voluntarioso.
Sergio Bermejo (4): No hubo huellas de su partido en Las Palmas y sí otro pequeño naufragio en La Romareda. Enseñó demasiado la pelota en el regate y perdió muchos balones en la construcción del juego.
Nano Mesa (4): Le sobraron revoluciones con el balón en los pies y se perdió en todas las tinieblas. Su fútbol impulsivo, entusiasta y visceral jugó esta vez en su contra. Probó suerte en un disparo desde la frontal y fue su única huella en el partido. Su rostro, lleno de impotencia, fue el de todo el Zaragoza.
Álvaro Giménez (6): Jugó lejos del área, donde es menos futbolista. El equipo le buscó siempre a la desesperada, en balones frontales y en batallas en las que había poca probabilidad de victoria. Aún así, ganó algunas, para no encontrar nunca compañía. Si alguna vez se sospechó de su implicación, Giménez ha despejado cualquier duda. Ofreció su escudo y su pantalla, pero estuvo lejos del remate y no llegó siquiera a manchar el traje de Asier Riesgo.
Cambios del Real Zaragoza:
Juanjo Narváez (5): No fue el revulsivo que JIM esperaba. El colombiano lo intentó, pero acabó difuminado por el plan de Medhi Nafti y el valor práctico de su defensa. Solo probó fortuna en un disparo y sigue lejos de su plenitud física.
Valentín Vada (5): Llenó su fútbol de protesta, de intentos insustanciales y acabó jugando un partido contra el árbitro. Lo mejor que ofreció fue un disparo desde la larga distancia.
Borja Sainz (5): Salió por Nano Mesa y quiso calcar su fútbol, para lo bueno y para lo malo. Regateó una vez, se perdió en el resto. Si el Zaragoza necesitaba desequilibrio y juego por fuera, Borja Sainz se quedó siempre a medias.
Radosav Petrovic (4): Hasta que saltó al césped, cualquiera podía pensar que su suplencia perjudicaba al Zaragoza. Tampoco le benefició su entrada. Con el balón, no superó líneas de pase. Cuando tiene que recuperar, le deja atrás cualquiera.
Iván Azón (SC): JIM le usa siempre a la desesperada, sin tiempo para mostrar los recursos que ofrece su juego. En su primer balón, besó, como casi siempre, el suelo.
Entrenador
Juan Ignacio Martínez (4): Su Zaragoza fue un catálogo de impotencia, un equipo incapaz, siempre superado. Nafti le ganó la partida táctica y JIM emborronó después el dibujo con una suma de delanteros. Más fue menos y el Zaragoza dejó de ganar para perder de nuevo. En esta ocasión no supo cambiar el guión del partido desde el banquillo y su equipo bajó por primera vez los brazos con muchos minutos de juego. Resignado, acabó aceptando la derrota del Zaragoza sin sublevarse ante un guión que no supo hacer suyo.