El Real Zaragoza empató ante el Málaga y vuelve a enlazar una secuencia interminable de empates. Inició el partido mejor, centró bien y probó la portería de Dani Barrio. Los fichajes, a través del pie fino de Valderrama, le dieron un impulso al equipo. Pero la historia se escribe siempre desde los mismos renglones. El rival se adelantó pronto, en su primer acercamiento, y el Zaragoza pensó en las tablas gracias a Alejandro Francés. Jugó más, lo intentó mejor e hizo mucho para vencer. Pero alcanzó, como si sus cartas estuvieran marcadas, el mismo resultado de siempre.
Cristian Álvarez (5): Intacto durante todo el partido, un disparo de exterior de Antoñín fue suficiente para batirle. Pasó gran parte del partido como un mero espectador, sin mancharse la camiseta. Buena noticia casi siempre, pero insuficiente para este Zaragoza.
Alejandro Francés (9): Su partido fue una demostración de fe y merece todos los elogios. Acostumbrado a ser el defensor más fiable del grupo, La Romareda descubrió en él al mejor atacante. Profundizó, centró, dribló y lo intentó siempre. Cada vez añade más variantes a su catálogo y prueba que sus virtudes son de otra liga.
Lluís López (3´5): Es un defensor que no defiende. Pudo marcar nada más empezar, pero hizo mucho para que al Zaragoza le marcaran. En una de las acciones más decisivas del encuentro, le dejó todo el tiempo del mundo a Antoñín, que ni siquiera tuvo que regatearle para armar su disparo de exterior en el 0-1.
Jair Amador (5): Poco exigido, mostró cierta solidez cuando el Málaga le puso en algún aprieto. Para bien o para mal, su partido fue discreto.
Pep Chavarría (5): Guardó la banda y centró mejor que de costumbre, pero el progreso y el peligro del Zaragoza en el partido estuvo por el otro costado. En el tramo final, Paulino de la Fuente le desbordó muy a menudo.
Radosav Petrovic (4): Cometió una imprudencia y perdió el balón del gol andaluz. En el duelo individual parece siempre expuesto, a campo abierto y en las distancias cortas. Estuvo claramente peor que en las últimas fechas.
Francho Serrano (6´5): Ofreció recorrido, dinamismo y compromiso. Fue valioso en el primer tramo, cuando mejor estuvo su equipo. No parece casualidad, el fútbol de este Zaragoza se entiende mejor si el juego pasa por Francho Serrano. Un golpe le apartó del partido.
Eugeni Valderrama (7): Le falta todavía ritmo con el balón en marcha, pero tiene un guante para la estrategia. El Zaragoza, por fin, ha encontrado un especialista. Con el balón en los pies, es fino y delicado. Asumió la responsabilidad y no tembló a la hora de lanzar el penalti.
Borja Sáinz (5´5): Se atrevió al inicio y probó su regate. Tomó peores decisiones a medida que avanzaban los minutos. Aún así, ante una defensa cerrada no se entiende que JIM prescinda de sus servicios.
Sabin Merino (5´5): Fue de más a menos. Ubicado en la banda, en un sitio que no es el suyo, se pierden algunas de sus mejores cualidades. Mostró ambición y ganas de alcanzar el remate.
Álvaro Giménez (5): El aprobado responde a que fue capaz de forzar el penalti. No se sabe bien si lo quiso para él o se lo cedió a Valderrama. En el resto del partido, volvió a pasar absolutamente desapercibido.
Cambios del Real Zaragoza:
Juanjo Narváez (4): El partido y el Zaragoza necesitaban una actuación diferente del colombiano. Salió al césped sin hambre, sin ganas de que fuera su tarde. Es triste, pero ya no aporta nada.
Nano Mesa (3): El balón le quema en los pies. Su entusiasmo le acerca al error y a la impaciencia. Solo protagonizó una acción de mérito, que murió en un disparo al bulto de Narváez.
Iván Azón (4): Vive un momento duro, bajo de confianza y falto de oportunidades. Se conforma con provocar la falta, como si siguiera el ejemplo de Narváez.
Jaume Grau (4): En su tercer partido, sigue siendo un desconocido. Ahora, parece más blando en las disputas y le afectan los nervios del recién llegado.
Valentín Vada (3): Todo lo que antes le salía, ahora ha dejado de servirle. Se le ve triste, sin sitio en el equipo y sin acierto en sus intervenciones. No disfruta los partidos, solo los sufre.
Entrenador
Juan Ignacio Martínez (4´5): Le ganó la partida a Natxo González en la puesta en escena, su equipo atacó mejor y progresó por los costados. Pero se durmió pronto y los cambios no mejoraron demasiado la escena. Una de las imágenes del partido fue lo que sucedió en los momentos previos al lanzamiento del penalti. Todo transmitió un aire de improvisación, nada respondió a un plan premeditado. Afortunadamente, todo lo que empezó mal, acabó de la mejor forma posible.
En el tramo final, el técnico volvió a acumular demasiada gente en el frente de ataque. En lugar de buscar la profundidad, de aclarar las zonas de remate, las llenó de multitudes. Su equipo suma 15 empates en la temporada y, más de media liga después, seguimos sin saber a lo que juega. Los mensajes que confunden su voz con la de Torrecilla le dejan también en mal lugar. Su Zaragoza es, gracias a los empates, un candidato a la nada y todo un expediente X.