El Real Zaragoza perdió ante el Sporting de Gijón un partido que se decidió muy pronto, casi antes de empezar. Dani Queipo adelantó a los asturianos y provocó la torpe expulsión de Alarcón, que llegó de nuevo tarde al partido. Sus errores, impunes en sus dos primeros encuentros, tuvieron en esta ocasión un peso decisivo en la balanza. El Zaragoza fue un equipo comprometido, que hizo del sobreesfuerzo la mejor ley de su juego. Se quedó cerca del empate en alguna ocasión, pero también pudo firmar su derrota mucho antes del añadido. Las dudas se mantienen por una razón muy simple: las mejoras son evidentes, pero no alcanzan para ganar dos veces.
Cristian Álvarez (6): No pudo hacer nada ante el disparo de Queipo, pero estuvo firme cuando se le necesitó después. Sus ánimos al grupo tienen un valor especial: su zaragocismo sigue emocionando.
Gaizka Larrazabal (3´5): No progresa ni atina en el centro. Le sobran toques en el momento de la verdad y le falta precisión para elegir la mejor opción. Los carrileros le ganaron la banda con cierta facilidad y apareció en la foto del primer tanto.
Alejandro Francés (5): No es el futbolista que fue en el curso pasado, el defensor que todo lo podía dominar. Empezó con dudas y se rehízo más tarde, hasta buscar el gol a la heroica.
Jair Amador (4´5): Más débil en la defensa del área, ha perdido un punto de sintonía con Francés. Si la pareja pierde solidez tiemblan los cimientos más fiables del pasado. En el tramo final, con 9 futbolistas, se presentó como voluntario para el ataque.
Carlos Nieto (3): Dibujó un buen centro pero, a cambio, perdió la banda casi siempre. Acabó expulsado y con su roja se perdieron las últimas opciones del empate.
Tomás Alarcón (1): Fue el mejor aliado del Sporting en el partido. Llegó tarde al lugar del cruce en el primer gol y acabó expulsado, en una acción tan torpe como infantil. Dejó a su equipo en inferioridad cuando el partido acababa de iniciarse.
Francho Serrano (6): Ofreció trabajo, despliegue e intención. Dejó alguna acción bonita en el partido, pero acabó desfondado, sustituido antes de tiempo.
Miguel Puche (SC): El fútbol fue cruel con él. Tras la expulsión de Tomás Alarcón, Escribá le sacrificó. El técnico no contempló las posibilidades que ofrece su carrera.
Valentín Vada (3´5): Le faltaron conceptos defensivos y nunca supo guardar el pase interior, vencido ante la profundidad de Rosas. En ataque, estuvo discreto.
Víctor Mollejo (5): Tuvo más voluntad que acierto y jugó a un mundo del peligro.
Iván Azón (6´5): Quiso ser la referencia del equipo y peleó hasta ser el saco de todos los golpes. Guardó el balón, buscó la carrera y el desmarque. Acabó mareado tras el enésimo golpe.
Cambios del Real Zaragoza
Jaume Grau (5): Ha perdido plenitud y confianza, pero tiene que tener un lugar más especial en el plan de Fran Escribá. Entre otras cosas porque Alarcón no le mejora. Protagonizó una conducción elegante y corrió más que nadie.
Giuliano Simeone (6): Voluntarioso y entusiasta, mostró su perfil guerrero y sus mejores intenciones. El contexto de partido no le benefició. Jugó a un mundo del área rival y se le vio aislado, como un llanero solitario.
Alberto Zapater (6): En El Molinón mostró que es una pieza estratégica, un capitán ante la adversidad. Recuperó y atinó en el pase.
Manu Molina (5): Ágil en el pase, lento en las carreras. No se sabe si tiene la cabeza aquí o si ha aceptado ya que su futuro está en otra parte.
Gabi Fuentes (SC): Fue el comodín de Escribá ante la expulsión de Carlos Nieto. Titular. No queda otra.
Entrenador
Fran Escriba (5): El partido quedó muy condicionado tras la expulsión y le costó ponerle un remedio a los defectos del grupo. Su Zaragoza gana o pierde a través de los detalles y no consiguió que los suyos supieran controlarlos desde el inicio. Dejó a Vada sobre el césped y el Sporting de Gijón ganó el partido por ese carril, sin que Escribá encontrara ningún antídoto para sus defectos.
Consiguió, eso sí, que el empate estuviera al alcance de la mano, pero la inferioridad numérica acabó siendo definitiva. En su dirección de campo hubo sensatez pero muy poco riesgo. No logra que su equipo venza dos veces.