El Real Zaragoza perdió en Miranda, como si su suerte en ese campo estuviera siempre escrita. Perdió la media y fue inferior siempre, hasta permitir 20 disparos del rival en el partido. Óscar Pinchi le puso nombre a la derrota aragonesa, forzando el error de Lluís López en el primer tanto y acertando en el segundo. Cristian Álvarez evitó que el resultado fuera más abultado y Makhtar Gueye no supo ponerle emoción al final del partido. El Mirandés se estrenó en el curso ante un Zaragoza demasiado acostumbrado a caer en Anduva.
Cristian Álvarez (7´5): Hizo milagros que de poco sirven en las derrotas. Poco pudo hacer ante los goles, condenado por el fuego amigo de Lluís López en la primera ocasión y por la ejecución de Pinchi en el segundo. Solo él merece el notable en un partido gris de todo el grupo.
Fran Gámez (4´5): Inédito en ataque y vulnerable en defensa. El Zaragoza no progresó por su perfil y tampoco guardó siempre la marca de Marcos Paulo. Ha perdido fe en su juego y brillo en su banda.
Lluís López (3): Volvió a aparecer en el fotograma de la derrota. Se perfiló mal en el centro del primer tanto y marcó en su propia portería. Tampoco llegó a tiempo en la cita del segundo. Después de dos buenos partidos, se le vieron otra vez sus miedos.
Jair Amador (5): En una defensa que suspendió de pleno, solo él logró el aprobado raspado. Salió de zona en el primer gol, pero estuvo firme después por alto. El equipo sigue sin sacar partido a su altura en la estrategia ofensiva.
Gabriel Fuentes (3): Se le vieron todas las costuras. No acudió a tapar los centros y se posicionó siempre muy lejos del rival, como si para defender hubiera que hacer la estatua. En la banda no regatea nunca hacia su perfil.
Manu Molina (4): Frágil, no se le ve cuando el partido está repleto de cuestas. Carcedo sigue confiando en él a toda costa, pero le faltó personalidad en Anduva.
Jaume Grau (4´5): Tímido, el Zaragoza se saltó su estación y buscó siempre el fútbol directo. No hubo liderazgo en su partido ni la lectura del juego que le hace diferente.
Sergio Bermejo (5´5): Su talento aparece siempre en pequeñas dosis. En algún tramo, mostró rebeldía, siempre que se alejó de la banda. En las zonas interiores buscó a Simeone, pero le falta hambre en los partidos.
Valentín Vada (4): Lo intenta pero naufraga. Resolvió con un tacón delirante su mejor opción en el área. Tuvo más tiempo en el encuentro del que su juego merece.
Víctor Mollejo (4´5): Intrascendente. El Zaragoza le buscó en largo, en el paso previo a conectar con Simeone. No es un regateador, pero en la banda le falta intención. En su juego hubo mucho ruido, pero poco acierto.
Giuliano Simeone (6´5): Lo pelea todo, en una lucha sin cuartel y sin descanso. Incluso los días que no está fino, le pone corazón al juego y hambre para cambiarlo todo. Sus compañeros no le hicieron grandes favores, le buscaron en batallas que tenía perdidas de antemano. En el tramo final, se ubicó en la izquierda y, aunque no tuvo éxito, nunca dejó de intentarlo.
Cambios del Real Zaragoza:
Gaizka Larrazabal (5´5): No era muy difícil, pero logró mejorar a Gámez en la media hora que jugó. Ganó la línea de fondo y midió su centro hacia Gueye.
Iván Azón (5): Su salida al campo genera la inquietud del rival, pero de momento se le ve falto de frescura, lejos de su mejor punto de forma. La suma de minutos le hará parecerse al jugador que es.
Francho Serrano (5´5): Voluntarioso, Carcedo debería considerarle para su media, especialmente lejos de La Romareda. En un mediocampo sin mucho recorrido, sus kilómetros serán siempre útiles.
Eugeni Valderrama (4): Alejado de los últimos partidos, no aprovechó ni sus minutos ni las faltas que tuvo en Miranda.
Makhtar Gueye (6): Falló goles que no debe fallar, pero al menos provocó los miedos del rival y generó multitudes en el área. Tiene que adaptarse al fútbol español y a sus secretos, pero se espera que sea importante con los partidos en marcha.
Entrenador
Juan Carlos Carcedo (4): Etxebarría le ganó el pulso y el Zaragoza nunca supo el partido que tenía que jugar. Abusó del fútbol directo y perdió pronto la media, donde sus testigos menguaron siempre. El partido pedía cambios en el descanso y Carcedo los retrasó hasta que la distancia fue definitiva. Si el Zaragoza había aprendido a ganar en las últimas jornadas, el resultado en Miranda mostró que al equipo le falta capacidad de respuesta. La derrota frena la inercia del Zaragoza. El triple salto fue una perfecta mezcla entre la caída y el naufragio.