El Real Zaragoza cayó en los dieciseisavos de final de La Copa del Rey ante el Sevilla. Se impuso la razón, la ley del más fuerte. El Zaragoza lo intentó siempre, de un modo entusiasta, con el valor del que sueña con causas que parecen perdidas al poco de nacer. Cuando más cerca estuvo de adelantarse, llegó el tanto de Kounde. Cuando más próximo estuvo al empate, Rafa Mir firmó la sentencia. El equipo de JIM se ganó la ovación de una Romareda bien vestida en una fecha señalada. Eligió un título célebre para su derrota: Saber perder.
Álvaro Ratón (5): Poco pudo hacer en los goles, ejecutados por jugadores con recorrido internacional como Mir o Kounde. Falló en alguna salida y se relajó con los pies, hasta hacer uno de esos recortes tan suyos en los que hay un aplauso que ganar y mucho que perder. En el tramo final, se mantuvo firme en algún intento del Sevilla.
Ángel López (5´5): No le pesa el escenario ni los nervios del recién llegado. Posee lectura del juego y una armadura eficaz para las disputas. En algún tramo, se atrevió a subir la banda y le faltó probar más suerte con el centro.
Lluís López (6): Se le vio entonado, cómodo en la marca y fino en el inicio del juego. Se atrevió a conducir, saltó líneas de pase y ganó algún duelo ante la amenaza que salió en el segundo tiempo: la de Rafa Mir.
Jair Amador (5´5): El sistema de tres centrales no siempre le favorece. Se le ve más expuesto en las transiciones y sin ubicar muy bien su compañía en defensa o su referencia en la marca. Amenazó en la estrategia, amagó con marcar hasta en tres ocasiones, pero se quedó siempre con el molde. JIM le sustituyó pronto.
Enrique Clemente (6): Su despedida de La Romareda fue más amable que su paso por Anduva. Llegó a disfrutar con balón, en el nacimiento del juego. Sufrió en el cuerpo a cuerpo, ante cualquier choque de trenes.
Pep Chavarría (7): Como carrilero es mucho mejor futbolista. Ganó duelos, progresó por su banda y dibujó mejores centros. Si JIM sostiene este giro de guión en el sistema, Chavarría empezará a parecerse a sí mismo.
Radosav Petrovic (5): Sensato con balón, frágil sin el cuero. Se mueve a cámara lenta, elige o se arriesga en la base del juego. A veces, resuelve con finura. Otras, se complica para siempre.
Alberto Zapater (6): El partido le ilusionaba especialmente y ofreció todo lo que tiene. Se fatigó, luchó por los balones muertos e incluso se atrevió con el regate. Sentó a su rival en una de las imágenes de la noche.
Adrián González (6): El partido mostró su calidad. Si el fútbol está lleno de batallas, de fricción, él parece siempre impasible, tranquilo. Como si pudiera esquivar las balas. No pisó el área, pero resolvió las disputas con su zurda.
Borja Sáinz (6´5): Es un agitador, un futbolista con nervio. Lo intentó siempre en el regate, probó fortuna en la conducción y buscó un lugar en el remate. Provocó multitud de faltas y se acercó a la puerta de Dmitrovic. En boca de gol, disparó siempre con los pies torcidos.
Juanjo Narváez (5´5): Más fino que en sus últimas apariciones, trazó con Borja Sainz una sociedad prometedora. De su partido hay que destacar su voluntad. Pese a todo, su peor defecto sigue vigente: ya no marca ni está cerca de lograrlo.
Cambios del Real Zaragoza
Sergio Bermejo (5´5): Se le vio más entonado en el desborde y más implicado en el juego. Ofrece instantes prometedores, pero su talento llega siempre en pequeñas dosis.
Álvaro Giménez (5): Voluntarioso, intentó el empate nada más entrar en el partido. Intuyó que debía ser la referencia del grupo, pero le cuesta un mundo vivir lejos del área.
Francho Serrano (5): Saltó al campo al poco tiempo de que Rafa Mir firmara la sentencia. En los minutos que tuvo, ofreció lucha y su fútbol de resistencia.
Miguel Puche (6): No se entiende que JIM solo le haya ofrecido dos ratos en todo el curso. Pide el balón y muestra descaro cuando lo tiene en los pies. Cuando tuvo la oportunidad, fijó la marca, regateó y probó su suerte.
César Yanis (SC): La grada le espera y se entusiasma con cada uno de sus desbordes. Aún así, sigue pareciendo frágil y juega los minutos que nadie quiere.
Entrenador
Juan Ignacio Martínez (5´5): Estructuró mejor al equipo, con las piezas ideales para su nuevo sistema. Eligió el camino de la lógica y no usó el partido como un banco de pruebas. El Zaragoza fue un equipo entusiasta, comprometido, lleno de voluntad. Con el marcador en contra, JIM movió las piezas, alteró el dibujo y buscó una reacción en cadena. El Zaragoza cayó eliminado, pero JIM y los suyos se ganaron el aplauso de su gente.