El Real Zaragoza perdió un partido que empezó ganando, en la primera derrota de Fran Escribá en liga. Juan Muñoz volvió a ser el verdugo de su ex, en la noche más gris de Alejandro Francés en el primer equipo. Giuliano Simeone demostró que los goles de este equipo son suyos, pero pareció siempre un llanero solitario. Desamparado en ataque, tuvo que protagonizar todas las guerras, muchas de ellas a un mundo del peligro. Con la ventaja inicial, el Zaragoza cedió terreno y cometió errores individuales y colectivos. Lo suficiente para perder en el último partido del año, para renunciar en Butarque.
Dani Rebollo (6): Volvió a parecer un portero sobrio y seguro, mucho más de lo que ha sido Ratón en su tiempo a la sombra de Cristian Álvarez. Vendido en los goles, no tuvo responsabilidad directa en la derrota. Sí que fue importante en el tanto del Zaragoza, con un buen desplazamiento en largo.
Fran Gámez (4): Insulso en ataque, la lesión de Bermejo le dejó sin opciones en la banda. Fede Vico le hizo sufrir siempre que cayó a ese lugar y dibujó un bonito túnel entre sus piernas. Larrazabal no le ayuda ni le mejora.
Alejandro Francés (2´5): Vivió su noche más aciaga, su partido más triste. Apareció en los dos goles, un paso por detrás de Muñoz y Arnáiz. Con el penalti en marcha, el árbitro le cazó pisoteando el césped. El colegiado no le perdonó y castigó con la segunda amarilla el peor de sus errores.
Jair Amador (5): No estuvo fino en el primer gol, cuando abandonó la zona en la que se pueden despejar los centros. En la segunda parte, evitó el gol con un corte puntual y preciso.
Gabriel Fuentes (3): Anárquico en defensa, intrascendente en ataque. Flota a los rivales y les permite armar el centro o el regate. Cissé le dejó en mal lugar en todos los duelos, también en el primer tanto.
Alberto Zapater (5): No pudo dominar las disputas y siempre pareció en inferioridad en la media. Discreto, volvió a hacer de portavoz en la derrota.
Francho Serrano (6): Recorrió más kilómetros que nadie y lo intentó, con más corazón que suerte. Se proyectó en ataque y mostró su compromiso y sus progresos. Disparó blando y desviado en su mejor tentativa.
Sergio Bermejo (5´5): Una lesión le apartó del partido y el Zaragoza sufrió el golpe anímico. Nada fue igual después de su marcha. Sin su zurda, el equipo solo ataca con Simeone. Preocupa el alcance de su lesión.
Eugeni Valderrama (3): A este nivel físico, su técnica sirve de poco. Parece desfondado antes de empezar, poco implicado en el juego e indolente en las disputas. Su partido duró demasiado.
Víctor Mollejo (4): Eligió mal y fue más el Mollejo que vimos con Carcedo que él que ha mejorado con Escribá. Desquiciado, encontró en el árbitro una excusa perfecta para irse del partido.
Giuliano Simeone (8): Es el principio y el fin del ataque. Adelantó al Zaragoza en una acción veloz, de pillo. Después de fallar su primera tentativa, acertó con su rechace. Quiere escribir su nombre en el juego: tiene hambre y está hecho de pura voluntad. Su problema es el de todo el Zaragoza: está solo.
Cambios del Real Zaragoza
Gaizka Larrazabal (3): No progresa, no profundiza ni regatea. Sus partidos son una película ya vista, para el espectador y para el marcador que le defiende. Demasiados centros al bulto.
Makhtar Gueye (3): Es imposible explicar o justificar su fichaje. No acierta en nada de lo que intenta y no está para nadie.
Jaume Grau (4): Ha perdido la condición de indiscutible. Duda de sí mismo y se nota. Fue un daño colateral en el segundo gol del Leganés. El árbitro no paró el partido y acabó con un ojo morado.
Manu Molina (3): Tuvo poco tiempo pero no eligió bien en sus intervenciones. Ha perdido fluidez en el juego, tensión competitiva y ahora se equivoca mucho más de lo que acierta.
Jairo Quinteros (3): Inédito en la temporada, un duelo con Arnáiz explicó sus defectos. Sufrió a campo abierto y se quedó a un mundo de su rival y su carrera.
Entrenador:
Fran Escriba (4): Llegó la primera derrota del Zaragoza y el primero de sus suspensos. Una vez que su equipo alcanzó la ventaja, le faltaron recursos para defenderse con el cuero. No logró que el equipo superara la lesión de Bermejo y fue incapaz de crear un contexto favorable para Giuliano Simeone, el mejor de todos sus futbolistas. Condenado por algunos errores individuales, el Zaragoza de Escribá no alcanzó los seis partidos sin derrota. Confió en Eugeni desde el once y en Gueye como revulsivo. Las dos modificaciones, lógicos en el contexto, mostraron que a este equipo no le basta con uno o dos movimientos. Con todo en contra, no hubo invenciones ni grandes descubrimientos desde el banquillo. Escribá no supo cambiar un resultado que fue mitad derrota, mitad renuncia.