El Real Zaragoza ofrece una gran imagen ante uno de los aspirantes, pero se vuelve a quedar sin goles que culminen su buen fútbol. En la primera mitad, mostró personalidad, juego y un fútbol coral y pleno. Le faltó remate y soluciones en el segundo, cuando Nafti cambió el plan del partido. El Zaragoza mudó entonces su piel y fue mejor a la carrera, pero decidió mal en la víspera del gol.
Cristian Álvarez (6´5): En la primera mitad, el Levante apenas le inquietó. Cuando tuvo que estar presente, se estiró hasta evitar el gol. Todas sus paradas van más allá del momento y del presente. Son fotos que perduran en la memoria.
Fran Gámez (7): Vuela por el costado y se entiende con Bermejo, hasta fabricar una opción tras otra por su banda. No siempre decide bien, pero ofrece todas sus intenciones y su carrera.
Alejandro Francés (7): Con Jair Amador forma una pareja sólida, sin fisuras ni puntos de fuga. Sobrio por alto y por bajo, consiguió que Wesley Moraes fuera mucho menos jugador de lo que fue ante el Huesca.
Jair Amador (7): Es el rey del aire, el rascacielos. Despejó las mejores oportunidades del Levante, poderoso en el juego aéreo. También fue una pantalla ideal en el área contraria.
Pep Chavarría (7): Cada vez más maduro, administra sus subidas y guarda su marca con eficacia. Disfrutó en el primer tiempo y sufrió más ante la aparición de Jorge De Frutos. En el primer tiempo, se atrevió incluso a probar las manos de Dani Cárdenas.
Jaume Grau (6): Su fútbol es sensato, académico y ejemplar. Quizá le falta un punto de riesgo. Pero es un seguro en la construcción del juego.
Manu Molina (6´5): Comprometido e implicado, nadie corrió tanto como él en el partido. Su labor fue más discreta de lo esperado, pero no falló casi nunca.
Valentín Vada (6): En la primera mitad, mezcló bien en la línea de tres cuartos. Falló, eso sí, un gol imperdonable, que hubiese cambiado el curso del encuentro. En la segunda mitad, el partido se le hizo largo.
Eugeni Valderrama (6´5): Tiene un pie diferente y deja detalles que están al alcance de muy pocos, como un regate que planeó en su propio campo. Pero a su juego le falta continuidad y a sus disparos un punto de malicia.
Sergio Bermejo (7): En la primera mitad, se le vio fino, rápido e inspirado. Dribló, se situó en la zona del enganche y progresó por el costado. Perdió protagonismo en la segunda parte y, de nuevo, Carcedo le negó la oportunidad de estar en el tramo final del encuentro.
Juanjo Narváez (4): Los signos de mejora que mostró en el Estadio de Gran Canaria no se vieron en La Romareda. Se fue del campo prácticamente inédito. Puede temer por su puesto, Giuliano Simeone quiere su sitio.
Cambios del Real Zaragoza
Víctor Mollejo (5´5): En su fútbol hubo entusiasmo, pero poco más. Enciende a la grada con su voluntad y sus disputas, pero no eligieron su remate en el área.
Francho Serrano (6´5): Es inteligente y se adapta a todos los contextos. Ofreció soluciones distintas en la mediapunta, en un lugar que no es el suyo. Protagonizó ocasiones y una carrera memorable.
Giuliano Simeone (6´5): Le pone a los partidos corazón y toda la garra del mundo. Ofrece soluciones a la carrera y es más útil que Narváez. Pero todavía le falta calma ante el gol, tranquilidad en las áreas.
Miguel Puche (5´5): El partido estaba para correr, pero no tuvo demasiadas oportunidades de improvisar y de mostrar su regate. Espera a Azón y con él, mejorará su juego.
Gaizka Larrazabal (6): Ha cambiado su aspecto y su utilidad para este equipo. Salió bien al partido, sin rastros de ansiedad y protagonizó alguna opción interesante por su banda.
Entrenador
Juan Carlos Carcedo (6´5): En la primera mitad, le ganó claramente la partida a Medhi Nafti. Construyó un dibujo atractivo y el Zaragoza practicó un fútbol ejemplar y de buen gusto. A partir de la pausa de hidratación, el equipo fue a menos, para recuperarse en el último tramo. Ha logrado que el Zaragoza tenga muchos recursos, pero sigue huérfano de remate.
El equipo aragonés se estrenó en La Romareda en un ambiente festivo. Jorge Mas se volcó con el juego de un equipo competitivo y feliz, sin atender demasiado al protocolo. En el sueño americano del Zaragoza hay juego, pero de momento sigue sin probar el sabor de los goles.