El Real Zaragoza le venció al Lugo con lo justo, en la despedida que le ofreció el equipo a La Romareda. No jugó bien ni fue constante en el partido, pero una acción de Azón rescató al equipo de sí mismo. Apareció Vada para marcar, con paso firme en el área. Al margen de eso, la victoria tuvo un nombre propio: el de Dani Lasure. El canterano volvió a jugar y se llevó la ovación de la noche.
Cristian Álvarez (6´5): Menos exigido que en el Tartiere, mantuvo su flor en el partido, especialmente en el primer mano a mano. Josep Señé le creyó batido y Álvarez reaccionó con un recurso afortunado. Fue fiable en el resto de los duelos.
Fran Gámez (5´5): Fondista, pero sin demasiado tino en el centro y el desborde. Mejoró en la segunda mitad, hasta forzar la expulsión de Xavi Torres. El golpe le hizo bajar las pulsaciones y probar con menor frecuencia su profundidad.
Alejandro Francés (7): No fue metódico en sus acciones, pero lo barrió casi todo. Valiente, acepta cualquier desafío: por tierra, mar y aire. El nivel de Lluís López le hizo multiplicarse. Encontró la carrera de Azón en el gol y recibió una ovación rotunda de La Romareda al salir.
Lluis López (3): Desbordado, confiado y otra vez lento en el careo. Quedó en evidencia siempre que tuvo que afrontar un duelo directo. Tras un partido excepcional en el Tartiere, volvió su versión más corriente en La Romareda.
Pep Chavarría (7): Durante el primer tiempo, fue el único jugador que le dio profundidad al equipo. Voló y recorrió la banda, por mucho que se equivocara en el centro. Quizá en ese punto de la jugada está su mayor evolución: necesita más pausa y precisión en el golpeo.
Radosav Petrovic (4): No le dio fluidez al juego y se equivocó en acciones estratégicas, que él interpretó como demasiado sencillas. No logró que el Zaragoza fuera un equipo mejor.
Eugeni Valderrama (4): Irregular en el juego, vive de su pie y de su fama en el golpeo. Le faltó constancia en el partido y velocidad en sus piernas.
Sergio Bermejo (7´5): Lúcido, ha llegado al tramo final de la temporada en su mejor punto de forma. Se le ve con chispa, con recursos en el regate y con fe para afrontar todos los retos. Entre Whalley y el larguero anularon su mejor intento.
Sabin Merino (3): Es un quiero y no puedo. Y eso que en su duelo ante el Lugo dejó un remate del jugador que fue y no del que hemos visto.
Álvaro Giménez (4´5): Inédito en el primer tiempo, la salida de Iván Azón le situó en el partido. Tampoco pudo atinar en el remate, pero en compañía del canterano es siempre un mejor jugador.
Cambios del Real Zaragoza:
Iván Azón (8): Salió para cambiar el partido y lo hizo en una acción de listo. Recogió una diagonal de Francés, se ganó su sitio y encontró el gol de interior de Valentín Vada. Es, de largo, el mejor delantero del grupo. Entre otras cosas porque fabrica jugadas para sí mismo y para los otros.
Valentín Vada (6´5): Sin estar lúcido en el juego, marcó el gol que definió el partido. En la acción mostró su mejor virtud, la aparición por sorpresa y sus recursos en el área. Decidió de interior y le dedicó el gol a la hinchada y a toda Zaragoza.
Dani Lasure (7): Su aparición en el partido fue la noticia más bonita del curso. Vivió un carrusel de emociones nada más entrar al campo. No le pasó factura y probó suerte en uno de los disparos de la noche.
Miguel Puche (6): Su fútbol es carrera, intención y rebeldía. JIM le dio poco margen, pero Puche es siempre una amenaza.
Francho Serrano (SC): Se le esperaba de titular y su técnico le otorgó solo el descuento.
Entrenador:
Juan Ignacio Martínez (5): En su despedida decidió ser más JIM que nunca. No le otorgó tiempo de inicio a la Ciudad Deportiva y se empeñó en darle minutos a su guardia pretoriana. Como es habitual, la cantera provocó las mejores opciones del equipo y planeó el gol definitivo. Corrigió a tiempo y celebró con una victoria escueta su último baile en La Romareda.