La SD Huesca empató con luces y sombras ante un Málaga bien plantado, que buscó el empate e incluso mereció más en determinados momentos de la segunda parte. La primera mitad recordó a los mejores minutos azulgranas, pero no supo seguir a ese nivel en la segunda mitad.
Con el empate, los de Ambriz encadenan tres jornadas seguidas sin perder, siguen afianzados en la zona noble y miran de reojo al playoff, pero sin dar sensaciones de ser uno de los mejores 6 equipos de la categoría de plata.
Ambriz (4) Superado. Los cambios parecían los lógicos y el planteamiento inicial fue muy prometedor, pero no supo conseguir que sus jugadores hiciesen lo que él pretendía. Se le vio más vivo en la banda, pero en la segunda mitad no supo qué hacer para revertir el resultado.
MVP | Andrés (8) Salvador. Otro día que salvó los muebles oscenses. Paradas de todos los colores para mantener al equipo vivo. Salió una vez más fatal en un centro lateral, pero esta vez no terminó en gol rival. Eso sí, fue por cuestión de un par de metros.
Buffarini (6’5) Centrador. Hoy estuvo encendido, con chispa ofensiva. Centró en varias ocasiones, se incorporó bien al ataque y creó mucho más por su banda que Florian. Su centro en la última jugada fue horrible.
Ignasi (4) Plastilina. Una vez más, dejó una sensación muy raquítica en el campo. Sin errores de bulto, acciones puntuales en las que no se le ve fino crean una atmósfera de poca confianza en torno a él.
Salvador (5’5) Potencia. Su poderío físico le ayuda mucho en labores defensivas, pero el físico le llega hasta donde le llega y su naturaleza de centrocampista se le nota. Dejó algún fallo gordo en defensa pero unos números de duelos ganados (7/8) y de creación (87% pases, 60% de pases en largo, 100% de regates) fueron muy notables.
Florian Miguel (3’5) Pobre. Una vez más, sin correr la banda e incorporarse al ataque se vio su peor versión. Perdió mucho balón, no tuvo protagonismo y se marchó dolorido, dejando dudas de si jugará la próxima jornada o no.
Seoane (7) Liberado. En el 4-3-3 jugó mejor, con buenos minutos y mayor sensación de protagonismo. Pese a ello, no terminó de ser tan determinante como en el partido contra el Girona.
Mikel Rico (4) Sombra. Fue otro partido de mucho trabajo y poco protagonismo del capitán vasco. 60′ en los que dio solo 12 pases buenos, no ganó ni un solo duelo y, en general, sumó poco a todas las líneas.
Nwakali (7’5) Clase. Fue una revolución en el once titular. Su entrada dio una fluidez brutal al centro del campo, con grandes controles y pases imaginativos.
Escriche (7) Creador. Hoy, de falso nueve, lució perfectamente lo que es: un gran jugador y un no tan buen rematador. Creó, generó ocasiones, dejó detalles increíbles pero erró lo mas importante para un delantero: un mano a mano con toda la ventaja del mundo.
Joaquín (SC) Lástima. Se rompió en su mejor momento de la temporada. Rozó el gol y lo intentó, pero su gemelo dijo basta cuando había pasado poco más de media hora.
Marc Mateu (6) Guante. Otro día, misma rutina. Centros, centros y más centros. MArc las puso de todos los colores durante la primera parte. En la segunda, con el cambio de posición, rindió peor.
LOS CAMBIOS
Enzo Lombardo (3) Nubarrón. Se le pasó de todo por la cabeza y casi nada le pasó bien. Aunque sí dio un palo, lo demás de su partido fue muy pobre. Regates bonitos que no sirven para nada, 10 pérdidas, pases sin sentido y 0/6 duelos disputados.
Mosquera (4) Irrelevante. Sustituyó a Rico e hizo lo mismo: estar en todas y aportar poco tangible. Su perfil más defensivo debería haber logrado que el equipo diese un paso adelante pero no ocurrió.
Ratiu (5) Estorbado. El ataque de Buffarini le molestó en varias ocasiones, obstaculizándose entre ambos por banda. Solo 2/9 duelos, 2/6 pases y más de 10 pérdidas de posesión en poco más de media hora de juego.
Gaich (3) Cruz. Hoy fue todo lo contrario a la semana pasada. Mismos minutos, poco protagonismo y ni media ocasión para lograr lucir su calidad.
Juan Carlos (SC) Incomprendible. Su cambio no tuvo sentido. Se encontró en una posición antinatural y no aportó nada desde ahí.