El 2020 ha sido un año que nunca hubiéramos querido vivir. La pandemia del coronavirus sorprendía a todo el mundo y suponía un azote a la realidad que hasta entonces conocíamos. Hasta ese fatídico mes de marzo, en el que comenzaron a aplicarse el estado de alarma y el confinamiento domiciliario, el panorama era alentador para el Real Zaragoza. Enero y febrero fueron dos buenos meses.
Los zaragocistas, con Víctor Fernández en el banquillo, lograron ser cuartos a finales de enero y su progresión continuó con un mes de febrero espléndido. Justo antes de que se suspendiese La Liga por la pandemia, el Real Zaragoza era segundo. Los blanquillos habían alcanzado por fin el ansiado ascenso directo.
Entonces llegó la hecatombe. La competición se paró y ello frenó en seco las aspiraciones y el rendimiento zaragocista. Los jugadores siguieron entrenando en sus domicilios, pero el plan de trabajo diseñado no fue suficiente o bien, no se ejecutó como se tenía previsto. El resultado fue evidente: un estado de forma nefasto. Tan mal sentó el parón al equipo que el Real Zaragoza se convirtió, tras el confinamiento, en el segundo peor equipo de la competición.
El 13 de junio La Liga regresó y el Zaragoza perdía ante el Alcorcón por 1 a 3. Fue solo el comienzo de unas jornadas que dejaron al Real Zaragoza como el equipo más goleado de este tramo de la competición. Los números eran de descenso, pero se vivió de las rentas conseguidas antes del confinamiento. Así, los zaragocistas acabaron jugando, in extremis, los playoff.
Un playoff para el Real Zaragoza repleto de problemas
Los contagios de coronavirus alargaron la competición más de la cuenta y el Real Zaragoza pasó semanas esperando rival para la fase de ascenso. Ello hizo que los acuerdos que se habían alcanzado para que los jugadores cedidos continuasen en el equipo, terminasen expirando. Los zaragocistas se quedaron sin su gran estrella, Luis Suárez, al que el Watford no quiso prolongar su cesión.
La plantilla zaragocista tampoco se libró de los contagios con Puado de baja por COVID en las jornada clave de la competición. En plena mala racha, con un penoso estado de forma y sin su mejor jugador, el Real Zaragoza afrontó unos playoff ante el Elche en los que cayó eliminado en la primera ronda.
Llegaba el descanso, más corto de lo habitual, antes de empezar la campaña 2020 – 2021. Víctor Fernández abandonó el banquillo zaragocista al ver como la dirección deportiva le negaba sus peticiones para crear un proyecto ambicioso que de verdad aspirase a regresar a Primera División. Este fue el principio del fin de Lalo Arantegui al frente de la dirección deportiva.
Arantegui, el gran pagano del 2020
Lalo Arantegui se equivocó eligiendo al sustituto de Víctor. Optó por un inexperto Rubén Baraja que no se hizo en ningún momento con las riendas del equipo. La venta de Guti, el fin de la cesión de Soro, la marcha de Delmás o las salidas de Lasure y Clemente hicieron aumentar las tensiones sobre la dirección deportiva.
Se sumó a todo esto la mala gestión de Arantegui con Kagawa que, sin equipo, sigue en Zaragoza tras rescindirse su contrato con el club aragonés. A ello hay que añadir el desacierto con los últimos fichajes, el desequilibrio creado entre las líneas del equipo y la escasez de gol. Vuckic o el Toro Fernández no están a la altura para sustituir el rendimiento en ataque de jugadores como Suárez y Puado.
Baraja no pudo hacer frente a todo ello e Iván Martínez, entrenador del filial, pasó a ocuparse del primer equipo. Mientras, se negociaba el regreso de Víctor como manager deportivo. La animadversión de Arantegui hacía Fernández le hizo precipitarse y decir públicamente que Víctor se había negado a regresar al Zaragoza. El propio abogado del entrenador desmintió estas declaraciones en un comunicado oficial.
Arantegui terminó destituido pero la directiva, con Cesar Alierta al frente, ya no logró convencer a Víctor de su regreso. Todo ello con negociaciones abiertas para ampliar el accionariado del Real Zaragoza e inyectar liquidez en las arcas del club cuya deuda aún supera los 70 millones de euros. Ander Herrera y César Sánchez son dos firmes candidatos a entrar a formar parte del accionariado blanquillo.
Con este panorama, se apostó entonces por Miguel Torrecilla como director deportivo y JIM como entrenador. Ahora, en un 2021 que se presenta como el año de la fe, Torrecilla y JIM se alzan como la última esperanza para que el Real Zaragoza pueda recuperar sus sueños perdidos.