El Real Zaragoza cumple 89 años de historia en la que es su temporada más complicada. Un año difícil en el que los zaragocistas se juegan la vida y la continuidad del club. El 18 de marzo de 1932 nacía el Real Zaragoza tras la unión de los ‘Avispas’ del Iberia S.C y el Zaragoza ‘Tomate’. Décadas de éxito y de grandeza que ahora cuesta imaginar, tiempos en los que el Real Zaragoza era otro.
A pesar de la mala racha que atraviesa el equipo desde hace años, continúa siendo uno de los clubes históricos del fútbol español. Sigue ocupando el 6º puesto con más títulos europeos de España (la Copa de la UEFA en 1963-1964 y la Recopa en 1995). Sin olvidarnos de las seis copas del Rey y una Super Copa que el Real Zaragoza acumula en sus vitrinas. 58 temporadas ha estado el club en la máxima categoría, liga que no pisa desde hace ya ocho años; 19 en Segunda, de los cuales ocho han sido de manera consecutiva; y 4 en Segunda B.
En su octava temporada en Segunda División, el Real Zaragoza está al borde del descenso y en cada partido se juega la vida. ¿Qué pasaría con el club si finalmente descendiese a Segunda B?
Situación límite
Hace tan solo un año, el Real Zaragoza soñaba a lo grande. El ascenso cada vez estaba más cerca y todo parecía a favor de los blanquillos, hasta que la pandemia se interpuso en el camino a la cima. A pesar de la buena dinámica del equipo hasta el parón, todo cambio en el regreso. El Real Zaragoza no ganaba, y aunque los equipos de alrededor tampoco lo hacían, cada pinchazo hacia saltar las alarmas. Finalmente el equipo no logró alcanzar las posiciones de ascenso directo, pero si pudo disputar los play-off. La mala racha siguió y el Real Zaragoza cayó derrotado ante el Elche. Terminó así la temporada de la ilusión.
Victor Fernández abandonó el equipo y el Real Zaragoza sufrió una renovación de plantilla y banquillo. Una nueva temporada comenzaba, el año de la incertidumbre. Sin aficionados en las gradas, La Romareda lo notó. Poco tardaron los blanquillos en demostrar que este año no era como el anterior, y la ilusión volvió a perderse. No llegaban los resultados ni las victorias y la mala imagen partido tras partido, acabaron con el paso de Baraja por el banquillo zaragocista.
Llegó el momento de los de casa. Iván Martínez se hacia cargo de la situación y con él, llegó la oportunidad de los juveniles. Jugadores como Alejandro Francés, Francho Serrano o Iván Azón empezaron a tomar el protagonismo y a ocupar la titularidad. Pero los resultados tampoco llegaban, tan solo una victoria e Iván Martínez regresó al filial.
Con JIM, llegó la esperanza
La llegada de Juan Ignacio Martínez devolvió la ilusión a la afición. Los resultados no tardaron en llegar y poco a poco, el Real Zaragoza fue saliendo del descenso que había ocupado durante jornadas. Aire fresco y renovado, pero que no ha ayudado a que el equipo se alejase de la zona roja de la tabla. Los rivales también han jugado sus cartas y la pelea por el descenso está más reñida que nunca. Cada partido es una nueva final, y cada punto perdido, un paso más cerca del descenso. No se puede fallar, porque el futuro del Real Zaragoza está en juego.
Sin afición, nada es lo mismo
Ha pasado ya más de un año desde que no hay público en La Romareda. Una de las cosas que hace grande al equipo, precisamente es su afición y no ha podido acompañarlo en los peores momentos. Desde la distancia y sin el rugir de la grada, el Real Zaragoza ha notado la ausencia de su afición. Pero a pesar de la mala situación, el apoyo no ha cesado. 21.000 personas continúan como abonadas del equipo, un abono ‘simbólico’ ante el contexto de pandemia en el que nos encontramos. En las buenas y en las malas, la afición siempre ha respondido a la llamada del club.
12 jornadas para el final de temporada, y todo en juego. El equipo no puede bajar los brazos y debe luchar cada partido hasta el final. Basta de fallos que pueden poner el futuro del club en peligro. El año que viene, si todo va bien, podremos celebrar el 90º aniversario del club.