El nuevo entrenador del Real Zaragoza, Lucas Alcaraz, afronta este domingo, en su estreno con el conjunto aragonés en el Martínez Valero de Elche, el reto más importante y complicado de su carrera como técnico. Así lo hizo saber en su presentación el pasado martes con el conjunto aragonés, que es un caramelo para cualquier entrenador, pero que en los últimos años se ha vuelto indigerible para la mayoría de ellos.
Por historia, palmarés y masa social, a pesar de que consuma ya su sexta temporada en Segunda, el conjunto maño es el de mayor rango deportivo al que ha accedido Alcaraz, que tiene ante sí el reto mayúsculo de lograr lo que sus antecesores no fueron capaces de conseguir, devolver al Real Zaragoza a la máxima categoría.
El granadino es, con 779 partidos (entre Liga y Copa) en categorías nacionales, el técnico con más encuentros dirigidos de los que están en activo y es el octavo de la historia. Además es el que más temporadas consecutivas lleva entrenando en el fútbol español empatado con el hispano argentino Roque Olsen, veinticuatro.
A pesar de que su gran experiencia queda contrastada por la estadística, su inicio no va a ser fácil porque se ha hecho cargo de un conjunto ‘blanquillo’ que se encuentra a dos puntos del descenso y que suma seis jornadas sin conocer la victoria.
Con el decimotercer presupuesto de la categoría, el objetivo ahora, pues el sueño inicial del ascenso directo parece una quimera (el objetivo se divisa ahora a diez puntos de distancia), se centra en remontar posiciones y luchar por meterse en la Promoción de Ascenso, como ocurriera la pasada temporada.
Además, el conjunto aragonés tiene una especial peculiaridad que pasa desapercibida en la mayoría de las ocasiones a jugadores y a técnicos. Hasta que se calzan las botas o se sientan en el banquillo de La Romareda: la gran presión que supone colocarse la elástica zaragocista.
El Real Zaragoza es, con diferencia, el equipo con más urgencias de la categoría por regresar al máximo nivel, de ahí que muchas veces los componentes de la plantilla se sientan atenazados por la carga que supone llevar el escudo del león rampante y que muchos no son capaces de asimilar. Jugadores con excelentes trayectorias lejos del estadio zaragozano han pasado con más pena que gloria por La Romareda, víctimas de un exceso de responsabilidad que no han sabido digerir.
A diferencia de lo que sucedió cuando se eligió a Imanol Idiakez a principio de temporada, el club aragonés ha apostado en esta ocasión por la experiencia, el orden táctico y la seguridad defensiva, pero advirtiendo al técnico de que no se puede renunciar al buen trato al balón y a un estilo de juego que sea atractivo. Idiakez intentó un fútbol ofensivo y que enganchase a los aficionados, pero lo hizo con un fugaz éxito en los primeros encuentros que se fue diluyendo con el paso de los mismos.
Alcaraz buscará hoy en terreno ilicitano revertir la situación de su nuevo club, en el que intentará no ser un técnico efímero como sus predecesores en el cargo (nueve en las seis temporadas que lleva el club en Segunda), y emular en longevidad y éxitos de su tío Manolo González, jugador que fuera de dos de las mejores generaciones de la historia del Real Zaragoza, Los Magníficos y los Zaraguayos.
Manolo González, que jugaba de defensa central, es el tercer jugador que más partidos ha disputado con la elástica ‘blanquilla’ tras Xavi Aguado y José Luis Violeta. El zaguero andaluz alcanzó los 382 encuentros con el conjunto maño después de once temporadas, y ahora su sobrino espera reflotar al equipo para tener la oportunidad de dirigirlo muchos años, lo que sería síntoma de que se reverdecen viejos laureles.
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