En el partido de Anduva el técnico azulgrana se vio en la obligación de retocar la plantilla debido a la plaga de bajas por diferentes circunstancias que se han ido sucediendo a lo largo de la semana.
Los hombres menos habituales del once de Anquela en las últimas semanas han tenido la oportunidad de reivindicarse en un encuentro en el que han cumplido con nota y de qué manera. Dos de los jugadores más destacados del partido han sido el brasileño Vinícius y el veterano David López.
El logroñés cuajó un encuentro de altura pese a haber participado muy poco en las últimas jornadas. El ex futbolista del Athletic Club disputó 76 minutos estando muy participativo en las jugadas de ataque oscenses y ofreciendo apoyo defensivamente. Uno de los córners botado por él mismo acabaría en la cabeza de Carlos David, quien pondría 0-2 en el encuentro.
Por su parte, el ariete llegado en este mercado invernal realizó su mejor encuentro con el conjunto azulgrana haciendo un doblete en un partido muy completo del delantero en su segunda titularidad. Dos tantos de Vinícius que valen oro para volver a sumar tres puntos fuera de casa y acercarse al objetivo de la permanencia, además de suponer un subidón de moral para el jugador brasileño.
También volvieron a enfundarse la elástica azulgrana el balear Lluís Sastre y el franco-camerunés Bambock. El primero no jugaba desde el empate en Elche (1-1) de hace un mes y, el segundo, aunque no haya podido disfrutar de los minutos que le gustaría, disputó de nuevo un encuentro tras no haber jugado desde un largo periodo de tiempo, concretamente desde el año pasado en el partido de Copa del Rey frente a Las Palmas (20 de diciembre). No lo hacía en la competición regular desde el 27 de noviembre en la derrota del equipo oscense contra el Girona en El Alcoraz (1-2).
Dulce debut
Pese a haber gozado de menos de cinco minutos en el partido de este domingo, Javier López ‘Javito’ habrá saboreado cómodamente su debut en Segunda División con la SD Huesca. El canterano relevó a un cansado Samu Sáiz para, en un encuentro ya sentenciado, disfrutar de unos minutos que seguramente haya valorado agradecidamente y de los que no se olvidará.