Un Real Zaragoza sin ideas y una afición desilusionada, es el resumen del equipo blanquillo en esta nueva temporada. Con tan solo dos victorias de diez posibles – y una de ellas por alineación indebida- estamos ante el peor comienzo liguero del Real Zaragoza en segunda división. Y como era de imaginar, el cambio de capitán al mando de este buque a la deriva no ha tardado en llegar. Baraja no ha sido capaz de aportar ese elemento diferencial que le falta a este equipo, y a pesar de que Narváez le regaló una última bala, el partido frente al Tenerife dejó clara la situación de ahogo que sufren los leones. El cambio, quizás, ha tardado en llegar más de lo esperado, ya que desde hace jornadas se ve a un equipo sin alma y sin imagen de mejora. Pero ¿será esta la solución? De momento, los blanquillos tendrán que cambiar esta racha de partidos si no quieren que la situación se complique mucho más.
¿Y que es de la afición? Probablemente sean los que más están sufriendo, desde la distancia y en silencio, sin poder animar y dar ese apoyo que tanto necesitan. Es un hecho que sin los zaragocistas llenando las gradas de la vieja Romareda, el equipo no es el mismo. Esa afición capaz de dar ese último suspiro que tanto necesitan los blanquillos, de animar en las buenas, pero sobre todo estar en las malas, que es cuando más se les necesita.
Y ahora solo queda esperar. Esperar a que llegue ese nuevo capitán que se ponga al mando de este barco y cambie de rumbo, y también esperar a que lleguen las tan ansiadas victorias. El Real Zaragoza tiene que despertar ya del letargo en el que se encuentra, cambiar la dinámica y lo más importante, devolver la ilusión a su afición, que lo ha dado todo por el equipo. Siempre.
Ya no hay excusas que valgan, demasiados partidos de prueba y sin una imagen positiva en ninguno de ellos. Veremos si el nuevo entrenador es capaz de reconducir al equipo y llevarlo de nuevo a la senda de la victoria y de la ilusión. Sin unión y sin ilusión, los resultados no llegarán.