Tres temporadas después de defender el escudo del BM Huesca, el canterano Lucas Abadía regresa al club de su ciudad con el número 4 en el dorsal, su primer apellido a la espalda y con el consejo de Marco Escribano de pelear cada bola como si fuera la última.
La lesión de Quique Camas y su paso por el quirófano abrió la puerta para el regreso de Lucas Abadía al club de su vida. El pasado día 17 tenía todo listo para emprender viaje a Badajoz, pero dos antes recibió la llamada de Dani Ibáñez, director deportivo del BM Huesca, para deslizarle que podría tener sitio en el equipo. También Fher Pérez, segundo de Nolasco, y que le conoce muy bien desde sus tiempos de la cantera, le puso en situación de alerta. Y no tardó un segundo en dar el sí, en pasar el umbral y tener ficha en el Bada Huesca 2017/18.
“Tres temporadas después creo que vengo más fuerte y con más recursos”, dice tras un primer entrenamiento en el Palacio de los Deportes que, no lo escondió, lo dejó exhausto. Una triple sesión en un equipo ya con el engranaje adecuado cansa, y mucho. “Estoy para cenar e irme a dormir ya”, dice Abadía cuando el reloj pasa pocos minutos de las 19.00.
Del chaval que se fue a buscar un sitio en el Mora de Rubielos y el BM Soria vuelve con el objetivo de pugnar por el puesto con Gerard Carmona. Competencia sana con el de Sant Boi (Barcelona) dueño de una calidad en su muñeca izquierda tremenda y que esta temporada salta a la pista con el fantasma de las lesiones, que tanto le lastraron, en el recuerdo. Y Abadía sabe que lo va a tener difícil con la misma consistencia con la que asegura que una vez coja el ritmo y pase el tiempo adecuado para adaptarse al juego del equipo, va a estar allí.
El fichaje de Lucas Abadía pone en el primer equipo del BM Huesca a un canterano. Es cierto que ya hay varios –Malo, Garzo y Broto- entrenando con los Asobal y tuvieron minutos en el amistoso contra Granollers –Rares y Miana, también- pero Abadía aparece como jugador solidificado en la plantilla para ocupar ese puesto de extremo derecho.
Ha firmado por una temporada y ya ha recibido consejos de su buen amigo Marco Escribano que durante varias temporadas portó la bandera de la cantera en el primer equipo. Además, son amigos. “Marco es un espejo en el que me tengo que mirar. Lo que me ha dicho es que lo deje todo y pelee todas las bolas tenga un minuto o diez”, señala Abadía.
El canterano va a jugar con el 4 a la espalda, un número con el que debutó en alevines, y con el objetivo de ganarse un sitio para seguir más temporadas ligado al BM Huesca.