Vivir a 150 metros de donde el Barça de balonmano (casi) nunca pierde es un lujo. Sobre todo, si eres socio del club catalán. Es lo que le ocurre a Adrià Pérez (Barcelona, 1991). El extremo del Bada Huesca echa la vista atrás para recordar alguna de esas veces que iba al Palau con su padre, José Manuel. Este viernes vuelve a Barcelona, regresa a casa y a jugar sobre un parquet que conoce bien. Un 40×20 sobre el que alguna vez soñó jugar defendiendo a su club. El viernes volverá a jugar contra ese escudo, contra su escudo. Perder contra el Barça en la liga doméstica es lo normal. Eso sí, alguna vez le ha apretado. Defendiendo la camiseta del Granollers y con la del BM Huesca.
“Cuando era muy pequeñito intenté ir al Barça, pero no me cogieron”, desliza Adrià Pérez que, hoy, es uno de esos jugadores que se aplica en defensa de forma silente. Parece que no está y, de hecho, a más de un rival le gustaría que no estuviera. Califica de “sueño” cuando siendo un crío deseaba jugar en ese Barça que veía jugar, por ejemplo, contra el Portland San Antonio. “Los veía como algo fuera de lo común… y la verdad es que siguen siéndolo”, dice.
Reconoce que los partidos contra el Barça son distintos. Prefiere utilizar el termino “ilusión” por encima del de “tensión”. La razón descansa en la diferencia de plantilla, de ritmo de juego, de la calidad en lo singular y en lo general. “Y cuando llevas un rato a veces hasta la ilusión se te quita porque o se te han ido en el marcador o estás muy cansado. Lo importante es estar metido en cada partido”, señala.
Que el Barça va a ganar todas las competiciones domésticas una temporada más está claro. Como también lo es que el máximo candidato a ganar en Europa es él. Otra cosa es que el paso de la oca por la ASOBAL no sea tan firme. Sigue siendo inmortal, pero igual un poco menos. El extremo del Bada no esconde que hace unas temporadas, su dominio era mayor. “Ahora todos los equipos le medio aguantamos. Antes era más descarado. Se iban cuando querían. Ellos juegan a su ritmo y saben que al final se imponen. Eso sí, está claro que no salen igual contra el Kielce que contra el Huesca”, acota.
Con Granollers, en la Copa del Rey de 2015, con un Barça en el que jugaban Karabatic, Sigurdsson, Raúl Entrerríos, Víctor Tomás, Sorhaindo… se quedó cerca de dar la sorpresa (27-26). “Es la vez que más justo he estado (4 goles metió el extremo). Al año siguiente ganó Granollers en la pista del Barça y yo ya estaba aquí. Una lástima no haberlo vivido”, se lamenta pese a que Adrià es un reconocido culé.
Adrià Pérez tiene claro que los partidos contra el Barça dejan varias lecturas. Lo importante es sacar cosas positivas, siempre hay conclusiones satisfactorias. Y, por eso, rechaza que se extrapole al resultado del marcador a una conclusión de lo ocurrido. La primera precisa es que “hay que darlo todo. Aún así te pueden pasar por encima, pero si no lo das todo ten por seguro que te van a pasar por encima”. Su clave es “aguantar” el primer acto y no contagiarse de su ritmo de correr, porque si lo haces “en 10 minutos te destrozan”.
Con el inicio de la liga que deja una victoria y una derrota del Bada Huesca, sacar conclusiones de este Bada Huesca es aventurarse. A juicio del extremo, “nos queda trabajo”. “Se han ido -añade- jugadores importantes, con peso, que llevaban años aquí. Ha habido jugadores importantes como Asier o como Sergio que en su primera temporada no acababan de coger el ritmo. La Asobal es rodaje, no hay magia. Solo existe trabajo y necesitamos tiempo para llegar al máximo nivel”.