ZARAGOZA | Pocas disciplinas hay en el mundo del deporte más duras que afrontar todo un triatlón. El esfuerzo todavía es mayor cuando se trata del Campeonato Mundial de Ironman celebrado en Kailua-Kona (Hawái), el próximo 26 de octubre, que contará con la participación de hasta cinco aragoneses, entre los que destaca el zaragozano del club Z5 X-treme, Adrián Laínez, de 33 años, que acumula hasta diez pruebas de este estilo disputadas en su currículo. “Es un sueño que tenemos todos los triatletas. En el Campeonato del Mundo se reúnen los mejores y estamos con muchas ganas de que llegue la fecha. Nos hemos clasificado cinco aragoneses, siendo el año que más paisanos vamos. En toda la historia habían ido cuatro o cinco”, explica el atleta que subraya que “esta es una preparación de años”.
Al final, no cualquiera puede disputar el modo más extremo de los triatlones. Y es que el Ironman está compuesto por 3,86 kilómetros a mar abierto, 180 de ciclismo y 42,2 a pie, distancias mucho mayores que en la modalidad denominada “Olímpica”, que cuenta con 1.500 metros a nado, 40 kilómetros en bicicleta y 10 a pie, siendo la medida estandar. Por si fuera poco, el zaragozano se medirá frente a los mejores del mundo: “Un torneo de estas características requiere una preparación de 8 a 10 semanas. Dos o tres sesiones de natación a la semana, cuatro de bicicleta y tres o cuatro a pie. Sumaré una media de 12 horas de entrenamiento semanales”, remarca Laínez, que admite que “este año he ido justo. Entre 10 y 12 horas vas justo. Cada uno emplea lo que puede, pero hablamos de un mínimo de entrenamiento de 8 y 10 horas a la semana hasta las 16 o 18 horas para nosotros, que no somos profesionales. Ellos harán unas 25 o 30 horas mínimo”.
La exigencia es máxima. De hecho, el propio Laínez, que trabaja como enfermero en la UCI del Hospital Clínico de Zaragoza, explica cómo se realizan las clasificatorias a este Mundial, siendo plazas a las que realmente es complicado acceder y solamente llegan los mejores disponibles: “Va por asignación de plazas. Llegan los 10 mejores de cada grupo de edad. Ironman es un organismo que va haciendo carreras alrededor de todo el mundo, alrededor de 30 pruebas. En cada una se suelen asignar de tres a seis plazas por grupos de edad, que tienen una horquilla de cinco años”, explica el triatleta, inscrito en la edad de 30-34, que apunta que “para clasificarse, cogen el listado de posiciones en la ceremonia final y te van llamando según hayas quedado. Cuando se llenan las plazas dejan de llamar a gente. Suelen ser los mejores, aunque no siempre todo el mundo acude por tema económico o de fechas”.
No obstante, más allá de la importancia de la preparación física, más que obvia y necesaria en este desafío, Laínez le da sumo valor al aspecto psicológico. Al final, no es sencillo pasar más de 10 horas encerrado en tu mente, sin hablar con nadie y realizando un esfuerzo sobrehumano. Aquí entran en juego lo bien que esté trabajado este apartado mental, fundamental, pues como dice el dicho, ‘la mente mueve el cuerpo’: “Hay momentos en los que me duele todo y ahí tienes que tirar de cabeza, poniéndote objetivos cortos. Lo más duro es la maratón final. Llegas tras 6 o 8 horas previas y tienes que correr 42 kilómetros. Llega el momento en el que no puedes más y piensas en tu familia, en el tiempo que has invertido… cada uno tiene su estrategia”, recalca el triatleta.
Un sueño con un coste de 5.000 a 8.000 euros
Al no ser profesional como tal, Laínez debe hacer un esfuerzo económico, que no hace otra cosa sino reflejar su pasión por esta disciplina. Viajar al país en cuestión, reservar el hotel, comprar materiales competitivos o pagar la inscripción son algunos de los gastos que tiene que afrontar el triatleta, que no tiene patrocinadores, aunque “tampoco me he puesto a buscar a fondo al ser algo que llega en tres meses, muy a corto plazo”. Así, el zaragozano constata que “me lo financio todo yo. La inscripción vale 1.575 euros y la media entre el viaje, hotel, material y demás ascenderá a una cifra entre los 5.000 y 8.000 euros por persona. Ese es el precio que suele costar estar ahí una semana”.
Finalmente, el triatleta ya ha participado en diez Ironmans, tres de ellos como profesional en los que consiguió un meritorio y complicado decimoctavo puesto en Lanzarote y un decimoquinto en Vitoria. También fuera de España, pues en Malasia, en 2019, quedó sexto. No obstante, no tiene pensado competir en ningún triatlón más previo a Hawái. “Llego en el año que menos lo he preparado. En otros había invertido más tiempo, pero a veces pasan cosas que te truncan los planes. En el Ironman de Portugal, en Cascais, se me rompió el sillín y estuve haciendo 40 y tantos kilómetros de pie en la bicicleta, y luego corrí la maratón. Llego con una experiencia previa de 10 Ironmans. Ahora es luchar contra las condiciones del territorio, como el calor o la humedad. Tengo experiencia en climas similares y sé que será duro”.