El tiempo pasa y se acerca, con vértigo e ilusión, la recta final. Esos 10 partidos en los que, según el sabio Anquela, que sabe tanto por viejo como por diablo, son en los que se decide la temporada. La SD Huesca está a 12 y con todo el pescado por vender.
Con casi los mismos puntos del ascenso directo y de salirse del playoff -5 para lo primero, 6 para lo segundo, el Huesca debe hilar extremadamente fino lo que resta de temporada. Y eso pasa también por Míchel. A partir de aquí he reescrito el artículo tres veces, tratando de escribir con la mente más que con el corazón. Pero me es imposible llegar a una solución lógica. Por suerte, no seré yo quien deba tomar ninguna acción más que la de animar, como cada fin de semana, al equipo.
Las contras
Hay multitud de decisiones técnicas incomprensibles para la mayoría de aficionados. Y ya no hablo de los riesgos asumidos al sacar los balones, en los que cualquier fallo cuesta puntos. Los cambios muchas veces han sido irrelevantes, las convocatorias inconsistentes y las rotaciones, incomprensibles. Los casos de Juan Carlos, Sergio, Raba, Eugeni y, por encima de todo, Miguelón, se me escapan.
El equipo ha perdido esa identidad de la que se hablaba a principio de temporada, esa efectividad ofensiva. También ha ganado gol y se ha hecho muy fuerte en El Alcoraz. Aunque en los últimos partidos haya tocado remar contra viento y marea se han sacado la mayoría de los puntos disputados aquí.
Sinceramente, el fallo de Josué del pasado fin de semana me parece aceptable puesto que es fruto de un fallo concreto en la construcción de tu juego, de esa identidad que se trata de plasmar. Lo raro es que ocurra tras tantos partidos, tantos entrenamientos, tantos minutos jugando juntos. Pero bueno, el luso es humano y lo ha demostrado en multitud de ocasiones.
Lo que veo menos comprensible es que, si jugamos a dominar y asumimos esos riesgos para hacerlo, terminemos el partido empatando con un gol anulado por centímetros y un penalti detenido ante un equipo en descenso. Ninguno de los jugadores del Extremadura sería, con todos los respetos, titular en la SD Huesca y pese a ello casi les ganan. Porque son más que una plantilla, son un equipo. Y como ellos, la mayoría de equipos que nos doblegan.
Los ¿pros?
Sin duda hay muchos fallos que, unidos a la fragilidad y la poca sangre que parece tener la SD Huesca, hacen plantearse cosas. Pero hay una certeza por encima de todas esas dudas: traer un nuevo entrenador no asegura nada. Míchel, dentro de su irregularidad, sí parece asegurar que hay partidos buenos y parece llevar un ritmo de puntuación digno de playoff.
Hace más jornadas, un cambio de míster habría tenido más sentido, pero a día de hoy es un gran riesgo. Ni lo que hay en el paro es prometedor ni jugar la promoción parece que vaya a tener un final bonito. Por eso es importante mantener la mente fría y tomar una decisión fina y acertada, porque un fallo ahora puede terminar de condenar una temporada que comenzó de la manera más prometedora posible.
Pero eso es trabajo de Rubén y la dirección del club. Yo, gracias a Dios, no tengo que tomar la decisión, porque a día de hoy me parece complicadísima. Lo único que tengo claro ahora es que o hay un giro brusco en la actitud o en el juego o la Primera se nos queda cada vez más lejos, si es que ya no lo está demasiado. El fútbol es un estado de ánimo y a día de hoy estamos recién salidos del tanatorio.