En la tarde de este sábado, el Real Zaragoza cerró de una vez por todas la hemorragia de puntos de las últimas jornadas. La victoria por la mínima en casa frente al Tenerife supone una bocanada de aire fresco para un equipo inmerso en un mar de dudas y temores. Un mejorado Álex Alegría puso en ventaja al Zaragoza en la primera parte. A partir de ahí los muchachos de JIM gestionaron los minutos con cabeza y convicción.
El partido del Carlos Tartiere evidenció las preocupantes dolencias del Real Zaragoza. Tras esa dolorosa derrota, el cuadro maño se presentó en La Romareda con la imperiosa necesidad de ganar para afrontar la semana con cierta “tranquilidad”. Juan Ignacio Martínez varió ligeramente su esquema inicial con respecto al que perdió al Oviedo, realizando únicamente dos cambios en el once. Chavarría volvió a la titularidad compartiendo banda con Nieto, e Igbekeme sustituyó al sancionado Eguaras para alinear junto a Zapater en la medular. De esta forma el Zaragoza dibujó sobre el césped de La Romareda un 4-4-2, acercando a Narváez al área rival. Así pues, los deseos expresados por Alegría en rueda de presa de sentirse más acompañado arriba se cumplieron.
Ambos equipos entraron al encuentro con la tensión necesaria para afrontar un partido de tal importancia. La presión inicial tanto de los blanquillos como de los chicharreros elevó el ritmo del primer cuarto de hora a cabio de demasiadas imprecisiones. Tras el tanteo inicial, el Tenerife, sin la presión del que se sabe en el alambre, fue el que consiguió distribuir el esférico con mejor criterio, y hasta el gol de Alegría a los 20 minutos se encontró cómodo en su idea.
“Alegría” en la presión
El planteamiento inicial en la presión por parte del Real Zaragoza se vio alterado cuando el Tenerife dio con la tecla para superarlo. De las botas de Aitor Sanz, capitán y brújula del cuadro canario, nacieron casi todos los ataques de los visitantes. El veterano centrocampista madrileño, bajando a la zona de centrales para recibir, generó los pocos desbarajustes defensivos del Real Zaragoza.
James Igbekeme, casi siempre un escalón por encima de Zapater, tuvo que estirarse demasiado para llegar a la presión, lo que le supuso un esfuerzo en vano y un problema a la hora de bajar a ayudar a sus compañeros. Como consecuencia, en el minuto 15 el Tenerife tejió una de las jugadas más peligrosas del partido aprovechando la desorientación de Igbekeme.
El Tenerife perdonó y el Real Zaragoza se lo hizo pagar. En una fase del partido en la que los de JIM no terminaban de asentarse en el partido, tuvo que aparecer el jugador más creativo de la plantilla para desatascar la situación. Sergio Bermejo, poco participativo hasta entonces en banda derecha, recibió en el pico izquierdo del área, dribló a un rival, se marchó de otro por velocidad y puso en la línea de fondo, con su pierna mala, un centro excelso a la cabeza de Alegría. Pomares, lateral zurdo tinerfeño, infravaloró la pierna diestra de un Beremjo que volvió a deleitar a la afición maña. A los jugadores distintos se les pide que hagan cosas distintas, y eso fue lo que hizo el madrileño para servir en bandeja de plata el tanto de la victoria. El zaragocismo añoraba la magia del menudo mediapunta.
No obstante, Alegría acaparó la mayoría de los elogios tras su primer tanto con la elástica blanquilla. Tras seis partidos impotente de cara a puerta, el plasenciano inauguró su cuenta goleadora haciendo lo que mejor sabe: rematar de cabeza. Sin duda alguna, los de ayer fueron los 90 minutos más completos del delantero cedido por el Mallorca desde que fichó por el Zaragoza. Su influencia aumentó considerablemente con respecto a las anteriores jornadas, en las que echó de menos la presencia de Narváez acompañándole cerca del área.
Más allá del único y decisivo gol de la tarde, Alegría aportó variantes diferentes al equipo. Su juego de espaldas se produjo más cerca del área rival, además de entrar mucho más en contacto con la pelota. De media en los seis partidos anteriores, Alegría realizaba un total de 23,5 toques por partido; contra el Tenerife realizó hasta 45. Un mayor protagonismo del extremeño en el juego que despejó el camino del Real Zaragoza hacia el área rival. Aún así, a un delantero que ha llegado con la vitola de titular se le debe exigir, como mínimo, el nivel ofrecido ayer si se quiere llegar a la recta final de la temporada sin grandes apuros ni sudores fríos.
A partir del gol del Zaragoza, la frecuencia cardíaca de la segunda parte tan solo se vio altera en el minuto 25, tras el polémico gol anulado al Tenerife y la posterior triple ocasión de gol de los chicharreros. Desde entonces, ninguno de los dos equipos supo meterle mano al otro y trascurrieron los últimos minutos del primer acto sin peligro alguno.
Resistir sin renunciar
Cuando el Real Zaragoza de JIM se adelanta en el marcador es sinónimo de puntuar (casi siempre tres puntos). Desde que el técnico alicantino aterrizara en Zaragoza, tan solo Cartagena y Sabadell han conseguido igualar una ventaja zaragocista. Los demás rivales que han permitido que el Zaragoza se adelantase primero han sucumbido ante la resistencia maña.
Contra el Tenerife no iba a ser diferente, y el conjunto del león arrancó la segunda mitad con un punto más de intensidad que acabó por inclinar la balanza a su favor. Al comparar los duelos ganados de uno y otro equipo, se observa cómo en los primeros 45 minutos la intensidad de ambos fue muy pareja (32 duelos para el Zaragoza; 27 para el Tenerife), mientras que en la segunda mitad, los zaragocistas se impusieron en casi el doble de los duelos (40 duelos para el Zaragoza; 23 para el Tenerife).
Esta mentalidad más agresiva y avispada del equipo alejó el peligro tinerfeño de las inmediaciones de la portería de Cristian Álvarez, cuya actuación fue impecable. En un partido poco brillante del Tenerife con balón, el Real Zaragoza aprovechó para cambiar de sistema al final y tratar de cerrar un partido abocado a la victoria local. Peybernnes formó junto a la pareja de centrales de moda en Segunda, Jair y Francés, una defensa de tres, con Vigaray y Nieto en los carriles. En los últimos minutos, Atienza se unió a la fiesta de centrales zaragocista para asegurar por completo el partido.
Las claves del partido
Ganar es la mejor cura para equipos malheridos. El Real Zaragoza salvó contra el Tenerife un gran escollo de cara a la permanencia. La victoria por 1-0 arrojó varias claves a tener en cuenta de cara a los últimos y vitales encuentros de la temporada.
La primera: el buen rendimiento de un arropado Álex Alegría demostró –por fin– ser capaz de mejorar la delantera; su compenetración con el resto de jugadores y, principalmente, su relación con el gol decidirán en gran medida el destino del equipo. La segunda: los centrales del Real Zaragoza sostienen al equipo partido sí, partido también; Francés crece cada partido y Jair solventa cada jugada con el aplomo de un central de categoría superior. Si estos dos mantienen el nivel, JIM podrá dormir más tranquilo. La tercera y última: el banquillo debe aportar más y mejores minutos. Hasta ahora, Zapater y Nieto son los únicos que se han mantenido en la rotación con cierta estabilidad. Los demás rellenan los minutos finales sin pena ni gloria, lo que merma las posibilidades competitivas del Real Zaragoza.
Al Real Zaragoza le queda mucho camino por recorrer y esta victoria ante el Tenerife no es más que un obstáculo superado. El tópico de “cada partido es una final” va a estar más presente que nunca en los tres meses que quedan de competición. A coger aire y a seguir luchando.