Hay jugadores que parecen haber sido tocados por una varita mágica contagiando esa fortuna al equipo que tocan. Carlos Akapo podría ser uno de esos jugadores con duende ya que en cuatro años ha vivido una verdadera montaña rusa de emociones tanto con la SD Huesca como, ahora, con el Cádiz CF. Un playoff de ascenso, un descenso y dos ascensos a Primera División.
Todo comenzó allá por el 2016, cuando cambió la camiseta del Valencia Mestalla por la azulgrana. Una temporada que plantó los cimientos de esta nueva SD Huesca con ambiciones muy diferentes a las que había cuando llegó. Aquella campaña, el lateral disputó 28 partidos en liga dejando buenas sensaciones y jugó la primera promoción de ascenso del conjunto oscense en toda su historia.
El Getafe desbarató cualquier intento de soñar de los azulgranas con Primera División. Lo que nadie sabía en aquel momento era que al año siguiente, el equipo, de la mano de Rubi, haría una temporada magnífica para lograr el ascenso directo. En aquella plantilla continuaba un Akapo que participó en 20 encuentros y firmó su primer ascenso a la élite española.
De Primera al Cádiz
La aventura por Primera División fue corta pero intensa. Una serie de infortunios que, unido al mal juego de la primera vuelta, impidieron la permanencia del equipo altoaragonés. Akapo formó parte de esa plaga de lesiones en la zaga azulgrana que obligaba a cambiar de esquema en un alineación donde incluso Pulido llegó a jugar de lateral derecho. Aun así, el ecuatoguineano disputó 13 partidos.
La vuelta a Segunda División y las consecuencias del caso ‘Oikos’ significaron un lavado de plantilla. Akapo se marchó al Cádiz por tres temporadas en el último mercado de fichajes veraniego. No pudo asentarse como el lateral titular, disputando tan solo cinco encuentros en toda la competición; sin embargo, con las derrotas de la SD Huesca y el Real Zaragoza, el conjunto gaditano confirmó su ascenso a Primera División. Sin duda, Carlos Akapo, es el talismán que todo equipo le gustaría tener en su equipo.