ZARAGOZA | Tras demostrar que está vivo ante el Mirandés y volver a sonreír después de más de 100 días en La Romareda, el Real Zaragoza quiere continuar sumando de tres en tres y acercarse a la permanencia. Después de ver una mejoría significativa pero insuficiente ante Córdoba y Racing, este domingo y con el empuje de su gente, por fin se pudo traducir en victoria. Desde la llegada de Gabi, el trabajo es bueno y la línea es ascendente, por lo que el técnico y los futbolistas recibirán al Eibar con la motivación suficiente para seguir creciendo y sumando ante su público.
Por la situación que atraviesa el Real Zaragoza, todos los partidos hasta final de temporada son, hasta que las matemáticas digan lo contrario, finales. Todos serán encuentros muy importantes para la plantilla, pero esté será muy especial en concreto para uno de ellos: Ager Aketxe. El vasco se volverá a enfrentar a su exequipo tras recuperar la titularidad el pasado domingo y ver una versión más reconocible de él mismo. Precisamente fue en Eibar donde Aketxe enamoró a La Romareda y dio muestras de ser un futbolista de una categoría superior. Su pierna izquierda, su golpeo, su balón parado y su desparpajo le llevaron el año pasado a firmar sus mejores registros: 13 goles y 6 asistencias en 44 partidos contando LALIGA Hypermotion y la Copa del Rey.
Este año hasta el momento, ha estado muy lejos de aquel que brilló en el conjunto armero. No solo en los números, sino también en lo intangible. En Zaragoza no solo ha perdido protagonismo en el juego e impacto en el resultado, sino también su actitud. Con la confianza de Gabi, Ager tiene ahora la oportunidad de ser decisivo en la recta final, cuando el Real Zaragoza más necesita de sus jugadores. Este sábado y ante el equipo que le hizo brillar, Aketxe tiene una nueva ocasión para demostrar que ese jugador nunca se fue o, que al menos, puede volver. Una ocasión para mirarse frente al espejo y recuperar esa magia que ha perdido en Zaragoza.