Este sábado comienza un mes ciclista, agosto, que cada vez es más interesante en nuestro país. Lo hace en el norte, en tierras vascas, concretamente en San Sebastián. Tras el Tour de Francia el World Tour, máxima categoría en cuanto a pruebas ciclistas, regresa con la Clásica de San Sebastián. La Klasikoa, como también es conocida por Euskadi. Una clásica con personalidad propia que suele hacer las delicias del aficionado al ciclismo. Y con un público muy entregado, como no podía ser de otra forma por esas latitudes.
La participación, como es habitual, es de lujo. Pues bien, entre tanta estrella nosotros resaltaremos la presencia de dos aragoneses. Por un lado estará Jorge Arcas. El de Sabiñánigo se estrenará en la cita donostiarra con Movistar. Quien sabe si el hecho de que el equipo telefónico cuente con él para esta cita tan importante es el preludio de su inclusión en el “ocho” de La Vuelta.
Quien también estará y además corriendo como local será Fernando Barceló. Lo hará con el verde del Euskadi-Murias. Equipo batallador siempre en casa no tendrá que ser menos. El oscense, con su buen hacer cuesta arriba, será uno de los principales puntales del equipo en los puertos vascos. Y lo que decía de Arcas y La Vuelta también vale para el oscense.
La Clásica de San Sebastián
La nómina de favoritos es amplia. Por primera vez en muchos años estará presente el vencedor del Tour, Egan Bernal. También quien fue su principal animador, Julian Alaphilippe, que defenderá título. Otros que darán lustre a la Klasikoa serán los hermanos Yates, Mollema, Zakarin o Bennett. También resultará interesante ver a jovencísimas promesas como Evenepoel o Pogacar. Por lo que respecta a los españoles no faltará prácticamente nadie. Allí estará el incombustible Valverde, Enric Mas y la armada vasco-navarra con Izagirre, Fraile, Landa y Bilbao. También Markel Irizar, un habitual de las carreteras del Alto Aragón, compañero de muchos entrenos de Jorge Arcas por el Alto Gállego y que en San Sebastián colgará la bicicleta como profesional.
El recorrido muy quebrado, como no puede ser de otra forma. 227 kilómetros plagados de ascensiones más o menos exigentes pero que siempre provocan que la carrera se rompa en su parte final. La Clásica de San Sebastián tendrá en los pasos por Jaizkibel y Erlaitz dos de sus puntos calientes pero están lejos de meta. Por ello el protagonismo igual lo acapara Murgil, una dura y corta ascensión en las inmediaciones de San Sebastián. El espectáculo está asegurado, ahora sólo falta que los nuestros, Arcas y Barceló, formen parte del mismo.