En la rueda del Real Zaragoza pocos jugadores se han convertido en intocables. Fruto de esa inestabilidad algunos futbolistas han pasado a ocupar un primer plano que originalmente no llevaba su nombre. El ejemplo más claro es del capitán. Alberto Zapater ha sido titular en los cuatro últimos encuentros del Real Zaragoza, contando los tres de liga y el de copa. Además, sus participaciones han sido constantes desde el encuentro del 9 de octubre ante el Oviedo.
En los planes originales del Real Zaragoza Zapater partía como una de las últimas opciones en el centro del campo, siendo nombrado por algunos como un elemento más de cohesión en el vestuario que de aporte futbolístico. En la actualidad, nada más lejos de la realidad. El bajo nivel de jugadores como Manu Molina, quien llegaba con galones de titular, han provocado un hueco en el centro del campo. Futbolistas como Francho, que estaba llamado a convertirse en pieza clave, siguen sin arrancar ni convencer. En este contexto, Alberto Zapater comenzaba a ser un recurso saliendo desde el banquillo hasta que se hizo con un hueco en el once en la visita a Vitoria. Aunque el encuentro se saldó con derrota, el capitán no fue uno de los señalados.
Quizás más por demérito del resto que por méritos propios, lo cierto es que la figura de Zapater emerge como un fijo para Escribá. Algo que sin duda, por mucho cariño que le tenga uno al capitán, habla muy mal del nivel de sus compañeros. Al fin y al cabo, no deja de ser un jugador que, a priori, estaba llamado a ser un suplente en el Real Zaragoza. Virtudes o defectos al margen, la idea de Fran Escribá es innegable. Cuatro de cuatro titularidades.
Ayer mismo, el Real Zaragoza visitaba El Plantío para enfrentarse al entonces segundo clasificado de La Liga Smartbank. El ejeano era titular y lo cierto es que convenció, siendo uno de los jugadores destacados del conjunto visitante. Burgos y Zaragoza empataron a dos en un encuentro en el que los aragoneses rozaron los tres puntos. Por su parte, Jaume Grau, compañero de Zapater en ese centro del campo, volvió a dejar dudas tras una racha de partidos en la que el valenciano está lejos de su mejor nivel. Una razón más para la titularidad de Zapater.
Otra de las claves ha sido sin duda el cambio en el banquillo. Juan Carlos Carcedo tenía en Manu Molina su extensión en el campo, y así lo demostró y defendió en innumerables ocasiones. Con la llegada de Escribá, todo lo contrario. Desde el primer día ante el Diocesano fue el capitán quien ocupó ese doble pivote junto a Grau. Tanto es así que con el nuevo míster los minutos de Molina son nada más y nada menos que cero. Ni un minuto en cuatro partidos. Petrovic y Francho sí han participado, aunque saliendo siempre desde el banquillo. Este último parece estar recuperando su nivel, firmando ayer mismo muy buenos minutos ante el Burgos.
Sea como sea, el capitán del Real Zaragoza ha vuelto a aparecer como buque de emergencias. Ante críticas y elogios, esta es la realidad de Zapater.