ZARAGOZA | Alejandro Francés es el signo más visible de una victoria para toda la cantera. A su convocatoria a la Selección Española sub 21, a la que llegó junto a Iván Azón, el central le ha sumado un valioso matiz: ayer completó el entrenamiento con la absoluta que dirige Luis de la Fuente. Se trata de una anécdota muy significativa, que el canterano guardará en su curriculum y también en su memoria.
Francés siempre encajó en los planes del entrenador en categorías inferiores y se adaptó especialmente bien al fútbol de posición. Vivo y veloz, su forma de defender se entiende desde la anticipación. Gana duelos, se apoya en su sprint para corregir y tiene capacidad para ganar líneas a través de la conducción. En cuatro partidos ha cumplido uno de los objetivos que se marcó al inicio de la temporada: mostrar que era capaz de ofrecer su mejor juego de nuevo.
Los cuatro triunfos del Real Zaragoza no se entienden sin una premisa obligatoria en el plan de Fran Escribá. El equipo debe blindarse atrás, conceder poco y aplicarse en la táctica colectiva. Allí, en ese lugar de la historia, el talento defensivo de Alejandro Francés marca diferencias. Además, su mezcla con Jair Amador es una de las más especiales de la plantilla. El uno se empeña en cubrir los espacios vacíos que deja el otro, como si el fútbol pudiera explicarse a través de la teoría de los opuestos.
Distintos en la edad, en el físico y en sus condiciones, los dos se complementan para construir una empalizada. Y comparten además una condición que nunca pareció imprescindible entre los defensores: los dos tienen sueños de delantero. Si Jair firmó el gol del triunfo ante el Tenerife, Francés marcó para vencerle al Valladolid y contribuyó de manera directa en la victoria ante el Eldense. La convocatoria del canterano con la selección le plantea a Escribá un nuevo desafío. Buscar un relevo para un central que es clave en la columna vertebral del equipo. Entre sus opciones también hay garantías: la madurez de Lluís López o la exuberancia física de Santiago Mouriño.
Francés es uno de los ejemplos más visibles del trabajo en La Ciudad Deportiva, una noticia que alcanza ya la escala nacional. Su juego describe las virtudes de un defensor moderno, de un central tenso, vencedor de las disputas. Su zaragocismo está impreso en su piel y en la voluntad que escribió para este curso. Si alguna vez se fue, el mejor Alejandro Francés ya ha vuelto.