César Alierta ha decidido cambiar el futuro del Real Zaragoza. El hombre fuerte de la Fundación ha dado un paso al frente que sacará a la entidad de la indefinición de las últimas temporadas. Lamentablemente, los números, aún con una gestión modélica, no cuadran y el club necesita un impulso que le permita volver a ilusionarse.
Desde el viernes sabemos que César Alierta va a capitalizar buena parte de un préstamo participativo. Es decir, que a partir ahora el paquete accionarial pasará a reflejar su enorme compromiso con el Real Zaragoza. El empresario zaragozano va a controlar el 49% de la sociedad, en la práctica la mayoría del club, lo que de entrada modifica la gestión diaria de la entidad. Luis Blasco, compañero de pupitre de Alierta y su mano derecha en Telefónica durante varias décadas, va a pasar a ser sus ojos en el Real Zaragoza. Blasco entrará como consejero en la próxima Junta, pero sobre todo será el representante del propietario en cada decisión.
Alierta quiere cambiar el destino de un equipo que, a pesar de su magnífica historia, con el paso del tiempo es más de Segunda que de Primera. Una vez se cierre esta ampliación de capital, lo más probable es que club reciba una inyección de capital externo, que mejore su día a día y, más pronto que tarde, eleve el límite salarial para la plantilla. El planteamiento de futuro es sencillo. Después de la ejemplar gestión de la Fundación, que salvó al club de la desaparición y ordenó la deuda, el Real Zaragoza necesita eliminar su asfixiante calendario de pagos con Hacienda y los acreedores. Un objetivo que solo será posible con la entrada de nuevos accionistas.
Un Real Zaragoza con tres o cuatro fichajes
Esta es la situación en las oficinas de La Romareda, porque sobre el césped la meta es darle forma al proyecto que capitaneará desde el banquillo Víctor Fernández. El técnico zaragozano aseguró el domingo en La Jornada de Aragón TV que espera “tres o cuatro fichajes para antes del inicio de los entrenamientos”, un planteamiento lógico que Lalo debe cumplir cuanto antes. Se trata de darle forma a la columna vertebral de la plantilla y, después, esperar y ser paciente con las dos guindas que deben marcar las diferencias.
El cierre del mercado, allá por la última semana de agosto, seguro que ofrece buenas opciones, pero el grueso del equipo no se puede fiar a la improvisación de los últimos días de fichajes. Se puede e incluso se debe esperar a un central y a un delantero, pero sus parejas de baile tienen que llegar cuanto antes, al igual que un centrocampista todoterreno y dos hombres de banda con buen pie y mucha velocidad. Víctor dijo que se queda para el éxito, que nadie tiene que explicarle cuál es el objetivo, pero por muy bueno que sea el entrenador, que lo es, sin jugadores no podrá cumplir su sueño, el de Alierta y el de todos: un Real Zaragoza grande en Primera División.