A partir de la próxima semana, y por espacio de dos semanas, Jorge Arcas estará en una concentración en altura en Andorra en la que coincidirá con compañeros del Movistar. Servirá para hacer entrenamientos de calidad en montaña de cara al exigente calendario que en verano le espera al serrablés.
Mayo es un mes en el que la actualidad ciclista tiene como protagonista indiscutible al Giro de Italia, todo en el ciclismo gira alrededor de lo que ocurre en las carreteras del país transalpino y todo se acaba viendo de color rosa. El Giro ya no es aquella carrera que sólo salían a disputar ciclistas italianos y que casi nunca se podía ver por la televisión aquí en España. La globalización que está sufriendo el mundo del ciclismo tiene sus cosas buenas, una de ellas el abrir internacionalmente y a todos los niveles este tipo de pruebas. A La Vuelta también le pasaba lo mismo, y ahora es otra. Pero la globalización también ofrece aspectos negativos. Ahora mismo la Corsa Rosa se está planteando salir en 2018 de Japón con la disputa de hasta 4 etapas. Y por desgracia la cosa debe ir bastante en serio.
Pero mayo también es un mes clave en la preparación del calendario estival, siempre con el horizonte del Tour y al que este año se le añade la cita olímpica de Rio de Janeiro. Así que ante la falta de competiciones World Tour, por la imposibilidad de solaparse entre ellas, la mayoría de equipos, o ciclistas de forma individual, preparan concentraciones en altura con la intención de afinar la forma de sus ciclistas. Jorge Arcas será uno de ellos. Lo hará durante las dos próximas semanas en Andorra, el país de los Pirineos. Hasta los dominios de Purito Rodriguez se desplazará el de Sabiñánigo para continuar con sus entrenamientos y progresar en montaña. Allí coincidirá también con varios de sus compañeros del Movistar que han elegido Andorra como destino para sus entrenos de mayo.
Andorra, país de puertos
El conocido como El país de los Pirineos, por su ubicación, goza de un excelente cartel como destino ciclista. La cantidad de puertos y las posibilidades que estos ofrecen son comparables con las mejores zonas alpinas. Existe la posibilidad crear espectaculares encadenamientos de puertos que quitan el hipo, tal y como pudo comprobarse el año pasado en la etapa reina de La Vuelta con Beixalís, Ordino, La Peguera, La Gallina, La Comella y final en Cortals d’Encamp a más de 2.000 metros. Otros dosmiles andorranos son Ordino Arcalís, Pal, Cabús, La Rabassa y Envalira, que con sus 2.408 metros es el techo de los Pirineos.
Además, y debido a sus excelentes comunicaciones a ambos lados de la cordillera, ofrece la posibilidad de acercarse a puertos españoles y franceses. Es en este último país, Francia, donde las posibilidades se agrandan con la cercanía de tres puertos habituales en las últimas ediciones del Tour. Hablamos de las ascensiones a los centros invernales de Plateau de Beille y Ax-3-Domaines, a los que se incorpora uno de los mayores descubrimientos en la historia reciente de la ronda gala, el temible Pailhères.
En territorio catalán, no lejos del Principado, emergen grandes puertos como La Bonaigua y el Cantó, además de las ascensiones a diversas estaciones de esquí, pero como ocurre a lo largo de todo el Pirineo, en pocas ocasiones alcanzan la categoría de los puertos franceses.