El Bada Huesca juega este sábado en Arteleku contra el Bidasoa. Segundo amistoso de la pretemporada para los de Nolasco que se miden a un siete más rodado y, con el objetivo de que en competición regular sean rivales directos. Eso será buena señal. El Bada Huesca viaja mañana a Irún con la única salvedad de Domingo Mosquera. Tiene permiso del club para no hacer el desplazamiento por temas personales, no por lesión.
El amistoso entre vascos y aragoneses estaba fijado para disputarlo en Vitoria, pero finalmente será en Irún. Segunda oportunidad para que el siete altoaragonés coja sensaciones. No hay más objetivo que el de comprobar cómo defiende, cómo ataca, cómo se repliega y cómo organiza las contras. Y todo ello contra un rival de mucha calidad.
El amistoso llega después de 11 días de entrenamientos interrumpidos por la irrupción de la Covid-19 en los rojillos. Demasiados días sin ‘pega’ y con el calendario restando jornadas para el inicio de la competición. Pese a todo “veo bien al equipo”, acota Nolasco. El entrenador, luego, matiza. Con la brocha gorda, el grupo está bien, insiste, con el pincel “nos falta ese punto de finura, lo que los ingleses llaman el ‘timing'”.
El hecho de que el bloque de la pasada campaña sea lo nuclear de este Bada Huesca juega a su favor. El problema es que sin novedades, sin añadir cosas a su libro de estilo se convierte en un equipo previsible. Y eso, hoy en día, es un peligro. Cuando el rival te conoce tiene mucho ganado. Así que toca ir introduciendo cosas en el juego para sorprender… pese a ese parón obligatorio.
Contra el Bidasoa, el equipo perseguirá esa sensibilidad en el juego, ese punto que te hacer ser una décima de segundo más rápido que el rival, de ser solidario en defensa, de replegar mejor que contra el Billère, de ser más efectivo en las contras y de ese punto de inspiración para encontrar una solución cuando el equipo se atasque por la buena defensa del rival.