La afición sigue allí. 7.597 tarjetas retiradas son la mejor prueba de que alguien no rebla en el Huesca es quien se sienta en la grada. Allí están. Y faltando a la plantilla de Ziganda esos fichajes que te animan más a seguir al equipo, que te meten el chute necesario para creer. Da igual. Hay confianza y eso hay que devolverlo y con creces. Con ese respaldo se fue el Huesca a Mendigorría (Navarra) para jugar el segundo amistoso de la temporada y con el Osasuna como rival. Contra un Primera. Una prueba exigente para seguir con el ensamblaje del equipo.
‘Cuco’ Ziganda propuso un once distinto al que se vio contra el Promesas. Tanto sobre el césped como en la convocatoria. Entró Álvaro Fernández siguió fuera Sandro. Está claro que a este Huesca le faltan cosas aún, pero lo mejor es que le faltan menos. Le sostuvo durante muchos minutos la mirada al Osasuna, incluso con un gol de Soko en el 30 se puso por delante en el marcador.
Pese al calor hubo un alto ritmo de juego. Y Osasuna dejó ese sello de diferencia entre categorías. Imprimió mucha velocidad al balón, a las triangulaciones, al peligro de sus centros laterales. El Huesca le aguantó bien, aunque llegó a pecar en el primer acto de cierta inocencia cuando se acercó por los dominios del altoaragonés Juan Pérez, portero del equipo navarro.
Y aún así, Soko abrió el marcador que rápidamente neutralizó el equipo navarro con un tanto de Javi Martínez dos minutos después. Un centro medido y cabezazo cerca e Andrés Fernández sin marca alguna. Cuando mejor se encontraba el Huesca se adelantó Osasuna con un tremendo zapatazo de Kike García.
El segundo acto se abrió con cambios en ambos onces en la que entró Chimy Ávila, que siempre tendrá un lugar en el corazón del aficionado altoaragonés. Y la sociedad Escriche Joaquín sirvió para que el malagueño empatara el encuentro 49 en el minuto , que dos minutos después volvió a desequilibrar el once navarro con un tanto de Barbero. Centro desde el lateral izquierdo y gol.
El amistoso sirvió para seguir viendo cosas positivas de un Huesca que presionó más arriba al Osasuna, manejó mejor el balón y encaró incluso los uno contra uno con más confianza. El premio fue el empate que firmó David García en el 77. Un gol, el tercero del Huesca, de bellísima factura.
El desempate lo firmó uno de los jugadores más queridos por la afición oscense. Poco había hecho el ‘Chimy’ Ávila hasta que le llegó un balón en el balcón del área y lo ajustó al lado derecho de Álvaro Fernández que no llegó en su estirada. No lo celebró. Era el 4-3 en un amistoso de esos que gustan al aficionado porque el gol es la salsa del fútbol y el quebradero de cabeza de todo entrenador.