Ana Valero (Zaragoza, 2000) ha empezado sus estudios de psicología el curso pasado en la Universidad de Indiana State tras recibir una beca mediante la cual también forma parte del equipo de baloncesto universitario. Antes jugaba en el Stadium Casablanca Una vez que ha regresado a casa tras el curso 18/19, hemos hablado con ella.
¿Cómo te enteraste de la posibilidad de jugar y vivir en Estados Unidos?
Yo estaba en el torneo MHL y mientras jugaba un partido, una agencia catalana contactó con mi madre. Cuando ella me lo contó pensaba que era una broma, pero me di cuenta que iba en serio, me empezaban a llegar ofertas de las universidades. Esto no es como irse a Madrid, ¡es cruzar el charco! Así que lo medité con mi familia y para adelante. En verano me fui haciendo la idea de lo que viene y preparando los papeles. No pude venir en navidades porque teníamos solo cinco días de fiesta y había partido el 31. Así que vino mi familia.
¿Qué diferencias notas entre el baloncesto americano y el que se vive aquí?
El nivel de entrenamientos es considerablemente diferente. Cuando llegué el primer día todavía no había nadie del equipo. Estaba la otra internacional y yo que llegamos antes, así que hicimos entrenamientos individuales con algún entrenador. Era tremendamente intenso, tanto en la pista como en el gimnasio.
¿Cómo eran estos entrenamientos?
En pretemporada entrenábamos los lunes, miércoles, viernes sábados y domingos. Una hora y media en pista y una hora de pesas. Los sábados y domingos son de correr principalmente. En temporada se divide en dos semestres. Al cambiar los horarios de clases, también cambian los entrenos. En el primer cuatrimestre yo tenía clase de 11h a 14h, por lo que entrenaba de 6 de la mañana a 10.30. Y en el segundo cuatrimestre, de 14h a 17h pista y de 17h a 18.45 en en el gimnasio.
¡¿Entrenamientos a las 6 de la mañana, en serio!?
¡Sí! (risas). Me tenía que levantar a las 4.40 todos los días. La distribución del entrenamiento solía ser hora y media físico y en temporada otra hora y media de scouting del otro equipo.
Me levantaba a las 4.40 para entrenar a las 6
En una entrevista publicada por el canal de Youtube de la Universidad de Indiana State, señalas que la cultura del deporte en Estados Unidos te impresionó desde el primer momento…
Allí en el deporte en general hay una clara identificación con la Universidad. Estamos representando a la Universidad ante otras universidades y todo el país. Todo el mundo nos apoya, va a ver nuestros partidos, nos hacen publicidad… Es una experiencia muy buena.
A nivel de resultados, ¿Cómo fue la temporada?
Empezamos muy bien pero luego flojeamos por lesiones varias. Quedamos octavas en la Conferencia, pero nos eliminaron en la primera ronda.
¿Y… has podido seguir a los Indiana Pacers desde cerca?
Uno de mis entrenadores está casado con una de las cheerleaders de los Indiana Pacers, así que a una amiga y a mi nos permitió ir “por dentro” del pabellón y conocer a alguno de los jugadores. Estuvo muy bien, el nivel de espectáculo y cómo se vive.
Uno de mis entrenadores está casado con una cheerleader de los Pacers. Pudimos conocer a algún jugador
¿Y la gente en las gradas?
Aquí puede haber ruido con el bombo en campeonato de Aragón o de España… Pero ahí hay orquesta, animadoras y la mascota. La gente que va suele ser quien patrocina o familias que tienen el abono para todo el año.
Para tu segundo curso en Estados Unidos cambias de universidad…
Me voy a la Universidad de Charleston en Virginia occidental. Es una división menos porque ha habido una serie de problemas el interno y nuestro equipo se disuelve. El equipo al que voy ahora llego a ser el 25 en toda la nación.
Estudias psicología. ¿Hay vinculación entre la psicología y el deporte?
Puede haber cierta comparación, sí. El esfuerzo es psicológico. Llegué el primer día y pensé que tras dos sprines tenía que parar. Pero no podía hacerlo. Si paraba me iba del entrenamiento; y a las 3 veces que me iba del entrenamiento, estaba fuera del equipo. Hay que ser muy fuerte mentalmente y cada uno debe ser capaz de pensar que tiene que dar un poco más.
Cada uno tiene que ser muy fuerte mentalmente para siempre poder dar un poco más
Además, cuando estas en Zaragoza, tratas de entrenar a los chavales del que fue tu colegio, el Rosa Molas…
Con el alevín femenino quedamos segundas en el último torneo perdimos contra Helios la final. Con el masculino no nos fue tan bien, pero lo importante es que los chicos se lo pasaron muy bien.
¿Cómo te ves dentro de cinco años?
Uff… Me gustaría acabar la universidad allí, me sirve para aprender inglés y continúo con los estudios. Pero después, me gustaría volver a Europa, ya sea para seguir estudiando, trabajar o jugar al baloncesto.