El balón no fue el protagonista en un encuentro marcado por la importancia del viento y las decisivas decisiones arbitrales.
Con las diversas ausencias que acarreaba el conjunto azulgrana, tanto por lesión -Leo Franco y Moya- como por sanción -Manolo, Mérida y Ramírez-, Tevenet debía alinear un centro del campo diferente al habitual. El preparador andaluz metía, como se presuponía, a Íñigo Ros y a Bambock en el doble pivote y, para completar la línea de tres mediapuntas, introducía a José Gaspar en el flanco izquierdo. EL ‘7’ regresaba a la titularidad en liga casi 3 meses después. Este fue el once del Huesca ante el Oviedo: Whalley en portería; Aythami lateral derecho, Íñigo López y Carlos David centrales y Morillas lateral izquierdo; Íñigo Ros y Bambock como pareja de mediocentros; Darwin Machís por derecha, Camacho de enganche y José Gaspar por izquierda; en punta, Luis Fernández.
Once de la SD Huesca ante el Real Oviedo en El AlcorazEl fuerte viento, determinante
No fue bonito para el espectador y ni mucho menos agradable para los jugadores. Si bien el Oviedo intentaba poseer el balón, no lo conseguía con claridad, y si el Huesca fue el equipo del primer tiempo que más disparó fue por la influencia de tener el viento a favor. Cuando uno u otro equipo se hacía con el balón, ninguno conseguía enlazar posesiones largas, permitiendo al rival, siempre, robar y que el esférico estuviera en continua disputa. La cantidad de faltas que se sancionaron a raíz de un juego trabado y muy poco vistoso no permitían que el juego fuese llevadero para los protagonistas. La combinación entre el viento y el juego directo provocó que el cuadro azulgrana llegara y disparara más contra la meta defendida por Esteban, e incluso pudo ponerse por delante en el marcador antes de finalizar la primera mitad.
A falta de fútbol, el árbitro fue clave
En el segundo tiempo, Tevenet no movió el banquillo hasta el 71′, y lo hizo a causa de la expulsión de Íñigo López. El riojano vio la roja por una supuesta agresión a Esteban en una acción en la que no hubo nada. Gaspar estaba siendo quien más aparecía para el conjunto local en la segunda parte, quien jugó el balón y lo hizo decidido. Sin embargo, y con diez sobre el verde, Tevenet optó por quitar al delantero Luis Fernández y meter a Jesús Valentín, quien debutaba. Jesús se colocó en la zaga como central y el Huesca pasó al 4-4-1, con Darwin Machís solitario en punta. El Huesca iba a protegerse en los menos de veinte minutos restantes y si la suerte estaba de cara, que Machís aprovechara su velocidad para materializar algún contragolpe sería la única arma ofensiva. El venezolano la tuvo, y la erró.
Con un jugador menos, Jesús Valentín de central y Machís arribaSustituciones sin cambios
No fue hasta el 85′ cuando el míster sevillano hacía su segundo cambio. Hombre por hombre, Tyronne -que regresaba tras su lesión- sustituía a José Gaspar. No quería tocar nada Tevenet, que con un hombre menos y con el 0-0 en el luminoso a falta de cinco minutos para el final daba por bueno el empate. Tyronne actuó en el costado derecho, lo que obligó a Camacho a pasar a la izquierda. El Oviedo, a pesar de su superioridad numérica, no podía poner en apuros a la zaga del Huesca. Ni el escenario ni los condicionantes se lo permitían. No iba a producirse ninguna sustitución más en el equipo altoaragonés: el partido agonizaba sin que nada ocurriera… ni pudiera ocurrir.
Hasta que pasó lo peor, algo que no se imaginaba: el colegiado sancionaba como pena máxima una supuesta falta de Carlos David a Borja Valle en un duelo aéreo en el área. Una de esas acciones pitables si suceden en el centro del campo pero que los árbitros ni suelen sancionar cuando ocurren en el área. No obstante, el trencilla decretó la pena máxima. Ni el viento, ni la injusta expulsión, ni las ocasiones desaprovechadas ni la inferioridad numérica habían hecho del Huesca un rival a merced de lo que propusiera el Oviedo y en ningún momento estuvo contra las cuerdas. El tanto ovetense en el 89′ fue el mayor castigo que el conjunto oscense podía sufrir. Un Tevenet que estuvo, de nuevo, tardío con los cambios, metió al ariete David Mainz en el 90′ por Bambock para intentar ir a la desesperada en los instantes finales. Entonces, Camacho ayudó a Ros en el medio, Machís pasó a la banda izquierda y Mainz quedó en punta. Demasiado bonito habría sido lograr la igualada en esas circunstancias. No iba a suceder, y no sucedió.
Camacho pasó al centro y Mainz quedó como único puntaLuis García Tevenet alineó el once esperado a causa de las bajas, pero sus sustituciones se vieron provocadas por dos decisiones clave: Valentín entró por la expulsión y David Mainz lo hizo por el gol en contra. Entre ambas, un cambio para dar descanso a uno, Gaspar, y rodaje a otro, Tyronne. No se cambió nada para intentar cambiar el rumbo. Tácticamente paupérrimo y técnicamente carente a niveles altísimos, el Huesca perdió un encuentro en el que no mereció caer pero en el que no supo hacer nada para sobrevivir.
Se vuelve a ser el peor local de la Liga Adelante, y se está, ya, a un sólo punto del descenso. Un punto de los últimos nueve, en partidos que han dejado limitadas sensaciones. Muy poco fútbol ante circunstancias infavorables. Se han echado de menos, mucho, las bajas en los últimos encuentros y, por otro lado, el viento va en contra y la marea crece. Lo peor es que parece que algunos jugadores no están por lo que tienen que estar y otros no piensan en la dirección correcta. La mala suerte y las decisiones arbitrales han influido, sí, pero existe un ambiente enrarecido, una situación de vaivenes emocionales de la que, o se sale… o se hunde. Que el cúmulo de infortunios no acabe con un Huesca capaz de dar y hacer mucho más.
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