El Huesca disputaba su tercer encuentro liguero, en El Alcoraz, y por vez primera Luis García Tevenet repetía alineación; la misma que ante el Albacete, organizada bajo el habitual 4-2-3-1.
El once de la SD Huesca era el formado por Óscar Whalley en portería -Tevenet no quiso arriesgar con Leo Franco, que salía de lesión-, Óscar Ramírez lateral derecho, Carlos David y Christian Fernández centrales y David Morillas lateral izquierdo. En el centro del campo, Manolo y Fran Mérida formaban el doble pivote, Darwin Machís ocupaba la banda derecha, Samu Sáiz la izquierda y Camacho la mediapunta. Arriba, Luis Fernández era el delantero centro. El sistema, un 4-2-3-1 característico de la entidad del Alto Aragón y sobre todo de su míster, Tevenet. De este modo, la alineación era la misma que la presentada en el Carlos Belmonte: Óscar Ramírez volvía a ganarle la partida a Aythami -veremos quién se hace con la titularidad en el carril derecho- y Luis Fernández hacía lo mismo con Figueroa, que volvía a quedarse en el banquillo.
Nada más iniciarse el partido, la SD Huesca lanzaba en largo. Tras el saque inicial, Manolo -un poco más retrasado que Fran Mérida- jugaba con Óscar Ramírez y el lateral pasaba el balón por arriba buscando la cabeza de Camacho, siempre como ‘boya’ a la que encontrar para que se quede el esférico o lo prolongue. Este movimiento, trabajado por los de Tevenet, será habitual a lo largo de la campaña. Samu y Machis se acercaban al capitán azulgrana y Luis Fernández se colocaba detrás de él. Juanjo Camacho cambiaba de lado dependiendo del lanzador: si era Ramírez, Camacho caía a banda derecha, junto a Darwin. Si lanzaba Christian, Camacho se juntaba a Samu en el costado izquierdo. También ejecutaba Whalley desde su área, y el capitán del Huesca iba a por ese balón, fuera a dónde fuera. Además, también era Camacho la referencia en los saques de banda, tanto en los sacados por Ramírez como en los de Morillas.
La primera media hora de encuentro tuvo un claro color azulgrana: los locales se adueñaban del balón, llevaban la iniciativa y creaban peligro. El Huesca jugaba en campo rival y el Tenerife no era capaz de sacudirse la presión local, ejecutada con una buena organización y una alta intensidad. Muy notables los de Tevenet sobre el terreno de juego. No se complicaba el Huesca en salir jugando desde atrás: si lo podía hacer con comodidad, lo hacía. Si no, buscaba en largo, y la caída era suya gracias a esa presión. En estas, Fran Mérida se erigió como fundamental. Partidazo en mayúsculas del catalán. Se anticipaba, robaba, tocaba de primeras, conducía y jugaba con criterio. Prácticamente excelente. Casi la totalidad de la primera mitad fue suya. Ojalá en el resto de partidos se muestre así, tal y como es.
Cuando el Tenerife lanzaba en largo, Mérida retrasaba su posición para el rechace y Camacho lo apoyaba. 5-4-1. Cuando el Huesca presionaba, Manolo se juntaba con centrales, Mérida ocupaba la mediapunta y Camacho se colocaba junto a Luis Fdez. 5-3-2.La SD Huesca, al contrario que en Albacete, supo cómo presionar y cómo desbaratar la salida de balón rival, obligando a los zagueros del conjunto tinerfeño a golpear en largo y a acabar perdiendo el esférico. Así pues, el Huesca se situaba en un 5-3-2. Manolo se incrustaba entre centrales para ganar el duelo aéreo -ante el ‘Choco’ Lozano- y ayudar a Carlos David y Christian. Por tanto, se formaba línea de 5 atrás. Fran Mérida daba un paso al frente, actuando como mediapunta, y dibujando esa línea de 3 junto a Darwin Machis y Samu Sáiz. Delante de ellos, Camacho y Luis Fernández formaban pareja de ataque, siendo los 2 últimos del sistema y los primeros en ejecutar la maniobra. Camacho y Luis presionaban a centrales, Darwin y Samu iban a por los laterales y Fran Mérida ‘atacaba’ a su pivote -a Vitolo-. No le quedaba otra a Dani Hernández -guardameta del Tenerife- que lanzar en largo y, cuando lo hacía, tanto Manolo como los dos centrales se imponían al delantero visitante. En ese movimiento -cuando el portero rival toma la decisión de lanzar en largo y anima a la zaga a subir unos metros- Fran Mérida se retrasaba para estar en el rechace y Camacho le apoyaba, formando un momentáneo 5-4-1. El Huesca se hacía con el balón y tenía mucha posesión.
En el segundo período, el juego se emparejó. Los oscenses perdieron lucidez en esa salida en corto y el cansancio pasó factura, pues el Huesca no pudo presionar como lo estaba haciendo. Menor intensidad, mayor cautela y una posesión del balón más pareja. El Tenerife, que había conseguido empatar en el primer tiempo, se sentía más cómodo y no se veía tan superado. En los primeros minutos, Samu Sáiz intercambió posición con Camacho, yéndose el capitán a la banda izquierda y el madrileño ocupando la mediapunta. Tevenet quiso ser ofensivo con los cambios: lo fue con el de Moya, pero no con el de Carlos Calvo. Jonathan Moya fue el primero en debutar (64′); sustituyó a Samu Sáiz y se emparejó a Luis Fernández en ataque. Entonces, sería Luis el que se ofrecería más, quien combinaría con mediaspuntas y quien participaría con balón. Moya, cual delantero ‘9’ puro, recordando en cierto modo a aquel Roberto que jugó en El Alcoraz. No obstante, Moya a penas aportó. El Huesca formaría en un claro 4-4-2 -Camacho seguiría en banda izquierda-.
Entró Jonathan Moya y el Huesca ya formó en un claro 4-4-2. Camacho pasó a la izquierda y Luis Fdez. era quien se ofrecía.En el 71′, Tyronne sustituía a Camacho, y eso propiciaba otro cambio táctico: Tyronne, zurdo cerrado con tendencia a irse hacia dentro, se situaba en ‘su banda’, la derecha, y Machís se iba a la izquierda. Tyronne Del Pino fue un soplo de aire fresco que hizo que los oscenses se parecieran más a lo que habían sido en el primer tiempo, aportando desequilibrio y verticalidad. A partir de ahí, un Huesca que se volvía mucho más ofensivo y la defensa del Tenerife volvía a temblar. Pero, como dijo Tevenet al término del encuentro, “con más corazón que cabeza”. Los últimos 15′ fueron de ataque, pasando prácticamente a un 4-2-4, pues los de banda se volvían casi en extremos. El Huesca se mostraba de nuevo ofensivo pero sin llegar a ser tan superior a su rival como en el primer tiempo. Carlos Calvo entró en el 83′ y sustituyó a Machís. Calvo, tocador pero no velocista, hacía que el Huesca ‘volviese’ de nuevo al 4-4-2, pues el madrileño es un futbolista combinativo, de tener el balón y asociarse, metiéndose por dentro para colaborar con Mérida. Tevenet sacrificaba velocidad y explosividad en ese carril por calidad, para combinar con el esférico y volver a tener el balón cuanto más mejor. Así pues, sería Morillas quien tomaría cierta relevancia en el carril izquierdo, sumando en ataque.
Ya con Tyronne y Carlos Calvo en el campo, los últimos en entrar. Así acabó el Huesca, mediando entre el 4-2-4 y el 4-4-2.Si los últimos 20′ ante el Alavés fueron muy buenos y si el Huesca fue superior al Albacete en la segunda mitad, esta vez los oscenses se han mostrado mejores que su rival -el Tenerife- en la mayoría del encuentro, y pudiendo transformar ese buen hacer en ocasiones. Sin embargo, faltó efectividad. Aun así, como dijo Unai Emery -entrenador del Sevilla- un buen día en sala de prensa… “estaría preocupado si no se hicieran ocasiones. Si las creamos y no las metemos, no es un problema; es mala suerte”. De este modo, mejor crear y fallar… que no ser capaz de crear.
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Yo creo que Tevenet no sabe todavía a que juega el Huesca en esta categoría,pues creo que le viene grande,lento en los cambios y de un “amarrategui”que espanta,no creo que se coma el turrón en Huesca.