La SD Huesca venció en el Carlos Tartiere en lo que supuso algo insospechado para muchos. Y ganó bien, tumbando al rival con una misma idea que realizó a la perfección de principio a fin.
Todo radica en el orden. Eso es lo que uno se dice a sí mismo cuando algo le sale bien, tal y como esperaba, ya que por ello lo había planeado previamente de un modo en concreto. Así le ocurrió al Huesca de Anquela en Oviedo: bajo un orden táctico llevado a cabo de manera inteligente supo cómo cortocircuitar la fluidez oviedista por dentro y sacó valor para frenarla en seco cuando esta se colaba en el interior. Con un 4-2-3-1 saltó el conjunto oscense al Tartiere y sus protagonistas fueron los siguientes: Leo Franco en portería; Nagore lateral derecho, Íñigo López y Carlos David centrales y Christian lateral izquierdo; Juan Aguilera y Fran Mérida en el doble pivote; Alexander González por la derecha, Samu Sáiz de mediapunta y Darwin Machís por izquierda; arriba, Arruabarrena.
Ordenado provocaba el Huesca pérdidas en el Real Oviedo, y una vez conseguido, salía en transición ofensiva desplegando al equipo. El Oviedo, en su mayoría con el balón, intentaba penetrar jugando y enlazando posesiones largas, de un costado a otro. La SD Huesca aguantaba en su terreno hasta que los de Generelo pisaban campo azulgrana, y era ahí cuando el cuadro altoaragonés cambiaba el chip y sus jugadores se metían de lleno en la presión. Al lograr hacerse con el esférico, el Huesca combinaba de manera inteligente, pensando con la cabeza antes de actuar y sin apresurarse. Mientras, cerraba por dentro y obligaba al equipo oviedista a ir por fuera.
La SD Huesca tuvo poco balón, y debió, entonces, enfrentarse a una batalla psicológica ante la que se fue preparando poco a poco mientras pasaban los minutos. También, a veces, Samuel se colocaba un poco por detrás de Arruabarrena en el repliegue azulgrana. Sabedor de los metros que tendría que ir recorriendo, paso a paso, sin parar, Fran Mérida tuvo la sangre fría necesaria para dominar su mente y no dejarse arrastrar por la corriente, que a los suyos les iba en contra. Solamente se hicieron tres presiones al Oviedo en su campo, para intentar desbaratar su salida por raso y robar mucho más cerca de la portería contraria, pero únicamente una se realizó correctamente. Y fue la del gol. Antes hubo tiempo para que el Oviedo fuese capaz de colarse un par de veces a la espalda de los mediocentros azulgranas, aunque las intenciones de los locales se vieron desbaratadas por el ímpetu de los centrales, el palo, y Leo Franco.
En la primera presión que se produjo, el Oviedo llevó el balón de su derecha a su izquierda, saltando primero Darwin Machís y acompañando Samu Sáiz y Arruabarrena. El problema estuvo en que Alexander se quedó demasiado hundido, dejando libre a su lateral rival y permitiendo que los locales salieran cómodos desde atrás, imponiéndose gracias a la superioridad numérica del 4×3. La segunda, también en el primer tiempo, fue capitaneada por un Samuel al que nadie acompañó y que los centrales del Oviedo superaron con suma facilidad, algo que cualquier equipo no se puede permitir, ya que se libera a una pieza mandándola a la “muerte” segura. En este contexto, los de Generelo se dedicaban a buscar a Toché en el área cuando profundizaban por las bandas, lugar del verde que el Huesca ofrecía y por el que los azules centraban para crear acciones de peligro. El ariete oviedista se enzarzó en un contínuo duelo aéreo con los zagueros azulgranas, quienes acabaron por sacarle de quicio.
Ya en el segundo acto, llegó la tercera presión. Y esta sí que fue correcta. Fran Mérida saltó a por un futbolista oviedista que recibía de espaldas y al que obligó a ceder de cara y, tras ello, el catalán no dejó de correr. Lo hizo en ‘U’ para forzar al central a cambiar de lado y girar, y así sucesivamente hasta que, en esta ocasión sí y cuando el balón llegó a la banda izquierda local, Alexander González estuvo atento y salió a morder. Su intimidación se impuso a su marca y el venezolano logró robar y centrar para que fuera el propio Mérida quien acabase conectando un efectivo a la par que difícil cabezazo para poner en ventaja a la escuadra oscense. El iniciador de la presión, el ‘8’ azulgrana, obtuvo su recompensa. Tanto Samu Sáiz como Arruabarrena se habían mantenido en esa línea alta establecida por Mérida, y que gracias a Alexander, se transformó en igualdad (4×4), una igualdad que el Huesca pudo superar.
Con el resultado en su contra, el Real Oviedo se volcó, lo que propiciaría que Darwin Machís tuviese más espacios que en el primer tiempo y que pudiese ser mucho más agresivo, tal y como resultó. Sin embargo, como en el resto del partido, Machís tomó mal la mayoría de sus decisiones, tanto en los pases que pretendía ejecutar como en sus maniobras de desequilibrio. En el 78′ Anquela realizó su primer cambio, dando entrada a Morillas y retirando a Alexander. Darwin Machís pasaría a la derecha para que el aguileño se colocara en la banda izquierda como un segundo lateral y reforzando el costado. Juanjo Camacho también participó, ingresando en el verde en el 82′ por Arruabarrena. Samu quedó, entonces, como ‘9’ y dejando al capitán azulgrana en la mediapunta para que, fresco, desahogara al equipo y ayudara a Aguilera y a Mérida.
La última sustitución se produjo ya en el añadido, cuando Héctor Figueroa (92′) sustituyó a Samuel Sáiz. El grancanario disputó, como delantero centro, los segundos restantes de un encuentro del que la SD Huesca salió vencedora. Porque, aunque el Oviedo no desfalleció en intentar la igualada, el Huesca siempre quiso igual o más que su rival, nunca menos. Eso, en gran parte, se debe a la enorme capacidad de un Fran Mérida que se tornó gigantesco. El catalán se comió el Tartiere él solito. Y, con él, todo es mucho más fácil. Porque, en el fútbol, nada pasa por casualidad.
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Se puede analizar lo que se quiera, y está claro que este es un análisis muy concienzudo y seguro que acertado, pero yo sigo viendo que flojeamos en defensa y que si el sábado nos enchufa Toché la primera clarísima que tuvo, a través del agujero que dejaron nuestros centrales, el partido se pierde casi seguro y, también casi seguro, estamos hablando diferente ahora y con mucho menos optimismo.
Cabrea un poco la flojera en defensa, porque tenemos un centro del campo, desde Aguilera para arriba, que es de lo bueno de la categoría. Lo que se vio el sábado es que el Huesca es mejor que el Oviedo, igual que se vio que es mejor que el Numancia, Ponferradina, Nastic, Valladolid,… Con más pegada arriba y un poco más de seguridad en defensa, estaríamos pensando que igual llegamos a jugar la promoción y estaría el Marca diciendo que somos la revelación del campeonato y tal y tal. Creo que no exagero ni un pelo (de hecho, tiendo a ser fatalista); es lo que veo en cada partido, hasta que la cagamos en un regalo defensivo.
Gran análisis una vez más Edgar. Acertadísimo en todo. Enhorabuena