La SD Huesca venció a la Real Sociedad B gracias a un solitario gol de Carlos David Moreno que remató de cabeza una falta sacada por José Gaspar desde la derecha. Esta jugada de estrategia valió 3 puntos y supone el conseguir la segunda victoria de la temporada.
Fotomontaje: sporthuesca.comLuis García Tevenet tomó el domingo una decisión valiente, trabajada y muy meditada. Para enfrentarse a la Real Sociedad B decidió cambiar el habitual sistema 4-2-3-1 por el 4-4-2 ofensivo, aunque en los minutos finales del partido retomaría la formación defensiva.
La presencia de sólo un centrocampista defensivo (Manuel Sánchez) le permitió acumular más hombres en la zona de creación, además de poder jugar con dos delanteros, aumentando las probabilidades de anotar un gol. Los elegidos para poblar el centro del campo fueron: Josan, Camacho y José Gaspar.
Por la derecha estuvo Josan. El atacante granadino fue elegido para comenzar de inicio y cumplió su papel a la perfección. Cuando recibía el balón, aguantaba la posesión del esférico y trataba de encarar su marcador. Por detrás estaba Aythami, que sin recorrer toda la banda, cubría el flanco derecho en caso de que Josan perdiera la pelota. De esta forma, la banda izquierda donostiarra estaba obligada a cumplir en defensa y no descuidarse en las acciones ofensivas.
En el lado contrario estaba José Gaspar. El futbolista cacereño volvió a ser titular con la SD Huesca ocupando el flanco izquierdo oscense. Junto al lateral Morillas, que aportó verticalidad y profundidad, Gaspar intentó dar criterio al juego por su banda. No es un jugador de banda puro, así que intuitivamente se escoraba hacia el centro del campo y su función era la de colgar balones al área sin llegar hasta línea de fondo, favorecer el juego por el centro y cederle la pelota a Morillas cuando el aguileño corría la banda para, éste si, centrar desde línea de fondo. Además, José fue el encargado de ejecutar la mayor parte de las faltas y córners. De hecho, sacó la falta que remataría Carlos David para hacer el primer y único gol del partido.
Juanjo Camacho comenzó jugando de mediocentro. De esta forma, más cerca de su portería que de la rival, aportó al equipo presencia y movilidad en el centro del campo. El capitán, muy activo en todo momento, buscaba combinar con sus compañeros y ayudar en tareas defensivas, un papel que en las últimas temporadas no habituaba a realizar. José Gaspar le sustituyó a la hora de lanzar las faltas y los saques de esquina, permitiéndole buscar el remate o cubrir el centro.
Los cambios que realizó Tevenet cambiaron ligeramente el esquema del equipo y quiso reforzar más todavía el centro del campo pasando a debilitar la delantera en los minutos finales.
El primer sustituido fue Josan, que le dejó su sitio a Gassama (59′) para darle frescura, rapidez y profundidad de nuevo a la banda derecha. El gambiano cumplió a la perfección. El Huesca volvió a generar peligro por su banda y en zona se produjo la falta que conllevaría el gol oscense. Muy activo, Gassama limitó al lateral izquierdo donostiarra, que debía estar pendiente para no perder la marca y salir perdiendo por velocidad en el uno contra uno, además de obligar a los jugadores txuri-urdines a oscilarse hacia su izquierda para ayudar en las labores defensivas.
Íñigo Ros fue el siguiente en salir (75′). Tevenet quitó a Juan Esnáider, que estuvo muy activo durante todo el partido y obligó a los centrales a fijarle. Con Ros en el campo, el míster volvió al 4-2-3-1, siendo Manuel Sánchez y él los pivotes defensivos, adelantando a Camacho a la mediapunta. El equipo ganó seguridad defensiva además de permitir a Manolín jugar más desahogado al repartirse las labores con el recién incorporado.
Chus Sosa fue el último en entrar sustituyendo a Guillem Martí (84′). El ariete balear sumó otro partido sin anotar gol, aunque tuvo una buena ocasión con un disparo lejano que impactó en el palo. Buscando desmarcarse, el delantero cayó varias veces en el fuera de juego y el colegiado se lo indicó. Siendo pareja con Juan Esnáider, jugó más desahogado al repartirse la presión y el marcaje con el delantero madrileño. Sosa le dio al equipo verticalidad, rapidez y frescura en los 10 minutos que estuvo en el campo. La intención del míster era aguantar en el centro del campo y aprovechar algún contragolpe para “matar” el partido.
La pizarra de Tevenet, a escena
El gol del Huesca vino en una jugada ensayada. La estrategia le sirvió al Huesca para ganar un partido que sin el juego a balón parado tal vez no lo habría conseguido. José Gaspar, que se ha convertido en el lanzador habitual de las faltas, puso desde la derecha un balón colgado hacia el centro del área. En ella estaban los atacantes oscenses, además de Scardina y Carlos David, que se sumaban al ataque. Fue este último el que consiguió llegar por alto al balón y conectar un cabezazo que perforar la escuadra visitante. El poderío físico de los dos centrales hacen que el Huesca tenga en las jugadas a balón parado un plus de peligrosidad en detrimento de jugadores de menor talla que no participan de forma directa en las jugadas.
Con Manolín siendo el único pivote defensivo, también se vió a un Huesca más dinámico, oscilante, capaz de utilizar al centrocampista para vascular el juego de banda a banda, además de ganar la mayoría de los balones aéreos debido a su gran envergadura en comparación con la talla de los rivales. Con dos centrocampistas defensivos se vio que el Huesca ponía en práctica el “efecto acordeón“: ayudar a presionar en el centro del campo, robar el esférico, e ir abriéndose hacia las bandas para generar las ocasiones de peligro, volviendo a llevar el balón al centro para la finalización de la jugada.