HUESCA |La Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) y la Federació d’Esports de Muntanya i Escalada de la Comunitat Valenciana (FEMECV) han celebrado su 60 aniversario de forma conjunta. Lo han hecho con un hermanamiento, que ha reunido a representantes de los dos colectivos el pasado fin de semana, 16 y 17 de septiembre. Fue en el refugio de la FAM Rabadá y Navarro, en Javalambre (Teruel), al que han asistido varios clubes aragoneses. El evento tuvo incluyó un completo programa de actividades, con rutas por la zona, charlas sobre proyectos deportivos o expediciones llevadas a cabo por deportistas valencianos o aragoneses y un repaso a los 60 años de historia de las dos federaciones en defensa y promoción del montañismo y los espacios de montaña, para poner de relieve el entendimiento y trabajo común entre las dos federaciones vecinas.
El presidente de la FAM, Javier Franco Oteo, destacó que “las montañas, para las personas que las viven, más que una frontera natural han sido siempre un lugar de encuentro y cooperación. Celebrar los 60 años de la puesta en marcha de las federaciones autonómicas es una ocasión para compartir y trabajar en común por el montañismo”. Javier Franco recalcó que los beneficios del trabajo de las federaciones no es solo para los numerosos practicantes, ya que el montañismo supone un importante sector económico, vital para el equilibrio territorial y el desarrollo de las zonas rurales más despobladas y que ayuda a la conservación de los ecosistemas naturales.
Potenciar las relaciones
Por su parte, Carlos Ferris, presidente de la FEMECV, incidió en que la conexión entre el colectivo montañero valenciano y el aragonés “es muy estrecha, pues somos comunidades vecinas; por lo que la celebración de este cumpleaños conjunto es una ocasión idónea para consolidar y potenciar estas relaciones”. Las dos federaciones han destacado los proyectos en común puestos en marcha, como el reciente Acuerdo de Correspondencia Mutua de Refugios, en el que participa la práctica totalidad de las federaciones autonómicas para garantizar de forma solidaria y justa el mantenimiento de refugios como el Rabadá y Navarro, “instalaciones imprescindibles para una práctica segura de nuestro deporte, el montañismo”.