El punto que el Huesca se trajo de Lugo fue tan injusto (mereció los 3 sin lugar a dudas), como milagroso (empató en el 87 tras una decena de ocasiones no materializadas.)
Esta vez jugar a la ruleta rusa le salió bien al Huesca, que teniendo en cuenta precedentes pasados, bien pudo haberse visto fuera del partido por ir a por el gol de forma descarada.
Tan agradecido para mí es el esfuerzo, el corazón, la garra y las ganas de ir a por el partido, como preocupante es la blandura en ambas áreas, y un sistema de juego que cambia cada dos por tres por exigencias del guión del partido.
El equipo, que según Anquela debe empezar a construirse desde atrás, no ha dejado la puerta a cero desde la llegada del jienense, y salvo ante el Almería y el Leganés, ha ido siempre a remolque en el marcador y se ha visto obligado a cambiar el sistema continuadamente.
Todos estos bandazos que el equipo se ve obligado a dar durante los partidos, no contribuyen nada ni al sistema de juego ni a la supuesta lógica que debe imperar en el fútbol. No pasa nada por tener que jugar de forma alocada o a tumba abierta de vez en cuando, pero cuando partido tras partido hay que cambiar esquema, hombres y posiciones, quiere decir que hay muchas cosas que no se hacen bien, y la insistencia de Anquela en este sentido, no sé si viene propiciada por terquedad, o porque no encuentra otra manera de utilizar los jugadores que tiene para hacer otras cosas.
Si de verdad Anquela tomó nota de todo lo que sucedió en el Anxo Carro, espero que en Vitoria intente corregir los groseros errores que hicieron que el equipo regalara ocasiones de peligro, aunque hay cosas, que no competen a su persona y que claman al cielo en futbolistas que militan en Segunda División, y despejan al medio en lugar de a un lateral, cosa que te enseñan en 1º de alevines.
No todo le sale rana al jienense: aunque con excesivo riesgo para mí, rescató un punto que ya creía perdido (me pasó lo mismo en La Romareda y estoy por tomarlo como cábala), y consiguió rehabilitar y ponerle las pilas a un Luis Fernández que me encantó en la primera mitad, aunque no pudiera rendir de la misma manera en el segundo acto.
Anquela no es tonto. Sé que está deseando que lleguen los refuerzos pues los necesita como el comer, pero mientras eso sucede, debe dar un ligero cambio al timón de la nave azulgrana para que no zozobre en Vitoria. Como sugerencia, el garrampazo dado esta semana a Luis Fernández bien podría aplicárselo a Machis, que desde que le han obligado a abandonar la banda, está tan perdido como desaparecido.
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Sergio impecable artículo. No puedo estar más de acuerdo con el.