Renovarse o morir. El viejo lema ha sido asumido por los rectores de la LEB Oro y la propuesta es la de mudar para avanzar. Nuevo formato con credibilidad de que quien se asome al precipicio del descenso en las últimas jornadas puede consumar el acceso al infierno. El cielo, también se abre para quien lo capture. Y allí hay dos firmes candidatos: Betis y Bilbao. El equipo andaluz llega este viernes al Palacio con cierto aire de apisonadora. Forjado puesto por puesto con mimbres para arrollar. Eso sí, esta Liga, en comparación a las anteriores tiene presupuestos menos contenidos y plantillas más competitivas. La derivada es clara: va a ser más divertida.
Peñas no ha ido a la zaga en el crecimiento deportivo. No maneja cifras económicas, precisamente, mareantes, pero ha dejado muy buena impresión el equipo que compacta Guillermo Arenas. Muchas caras nuevas, muchos jugadores llegados a la LEB Oro, pero cierta sensación de que hay mucho baloncesto sobre el parquet del Palacio. Arenas esquiva cuando se le pregunta por objetivos. El técnico se mantiene en el discurso de que el primer paso que hay que lograr es el de la permanencia. Una vez conseguida, aspirar a todo en una competición “muy complicada”. Por eso defiende respecto a la cierta sensación que ya cala de que este Peñas es un equipo muy potente que “hay que mantener los pies en el suelo, porque de lo contrario nos podemos llevar una desilusión”. El Levitec llega a la cita de este viernes (21.00) con todos. La única duda descansaba sobre Hartwich y sus problemas de rodilla. Y Guillermo Arenas la despejó: “Ha entrenado dos días y va a estar”. Así que todos alistados para el choque.
Será este viernes donde el Peñas y Betis midan fuerzas. El partido ha sido presentado en Different, que esta temporada volverá a vestir al cuadro técnico del Levitec. Y los andaluces tienen dos equipos en uno. Dos quintetos que le permiten marcar un alto ritmo en los cuatro cuartos, con cinco jugadores que tienen puntos en sus manos y eso es sinónimo de peligro. La receta para contrarrestar su poderío tiene dos lecturas: defender al límite y evitar los nervios propios del debut de una plantilla joven.
Arenas deslizó la idea de que su equipo está en construcción, que las dos ventanas FIBA no han sido precisamente una ayuda para mejorar la argamasa y que estrenarse ante uno de los equipos más potentes de la competición nunca sabes si es mejor o no que con todos más rodados. Lo que espera para el debut y el resto de la competición es que la afición respalde a sus chicos en la grada y que anime en los bajones. Eso tan manido de que el Palacio debe ser más un castillo difícil de superar.