ZARAGOZA | El Real Zaragoza fue derrotado por el Alcorcón, en un partido que se decidió en los detalles y en dos errores. Las revisiones arbitrales anularon los intentos de los de Escribá, que se estrellaron una y otra vez contra un muro invisible. Alguna magia negra actúa a favor del Alcorcón en La Romareda. No importa ni el juego ni los intérpretes ni las dinámicas. El equipo madrileño ha encontrado la receta para asaltar el Municipal. La de ayer se entendió a través del oficio, el compromiso defensivo y el acierto puntual y definitivo. El Zaragoza, que jugó casi bien en algunos tramos, no pudo vencer la resistencia de Jesús Ruiz, el guardameta del Alcorcón. En el otro lado de la escena, Poussin fue el mejor reflejo de una maldición.
Gaëtan Poussin (3): Negado en su estreno, quedó en mal lugar en los dos goles que encajó su equipo. En el primer tanto, Jaume Grau tuvo una cuota de responsabilidad más alta, pero su fallo no se puede defender en el segundo. Nadie duda de sus condiciones para el futuro, pero nunca olvidará el sinsabor de su debut.
Fran Gámez (4´5): No estuvo del todo fino en el juego ni fresco en las disputas, quizá afectado por sus molestias. No acaba de mostrar una gran sintonía con Valera en su perfil, por mucho que el murciano sea el jugador más desequilibrante de la plantilla.
Santiago Mouriño (4): No eligió bien sus tacos y resbaló más de la cuenta. Cometió algún error en la salida del juego, por mucho que mostrara su poderío en los duelos. El partido pedía más claridad en la salida del juego y Escribá le sustituyó en el descanso.
Jair Amador (5´5): Sin hacer un mal partido, en la última semana ha perdido protagonismo en el equipo y en las áreas. No apareció en ninguno de los errores colectivos, que significaron la derrota.
Quentin Lecoeuche (5´5): Mostró que es un especialista en el centro, preciso siempre que probó suerte desde la banda. La lesión le ha restado un punto de explosividad y en cada partido amaga con una nueva recaída. Le falta un punto de precisión en el juego y debe evitar que sus pases sean también balones divididos.
Jaume Grau (3): Si la semana había sido solo suya, en un segundo vio cómo cambiaba la escena. Poussin no le hizo un favor pero el valenciano se perfiló mal y vio como Bravo se convertía en un ladrón de guante blanco y también en el brazo ejecutor. Grau acusó el error y le costó rehacerse.
Toni Moya (7): Asumió la responsabilidad y apareció en las acciones de mayor peligro. Afinó en el pase, especialmente en un servicio de fantasía sobre Valera, buscó centros y probó fortuna desde la larga distancia. Lamentablemente, su buen partido frente al Alcorcón quedará como una anécdota.
Germán Valera (6): Tuvo un gran tramo en la primera mitad, cuando desbordó y apuró la línea de fondo. Sus servicios no encontraron rematador, pero sirvieron para ilusionar a la grada. Menguó, como todo el Zaragoza, en la segunda mitad. Y la suerte le robó un gol cuando ya todo estaba perdido.
Manu Vallejo (6´5): Se le vio fresco, lúcido en los primeros regates. Forzó un penalti que el VAR anuló por milímetros, por el número de una bota. Se vio al mejor Vallejo del curso, pero ayer no fue suficiente.
Iván Azón (6´5): En su fútbol hay mucha voluntad, pero sigue faltando acierto. Ayer, volvió a jugar muy bien sin porterías, pero parece maldito en cada uno de sus remates. El palo o la actuación de Jesús Ruiz le negaron el gol que tanto necesita.
Sinan Bakis (4´5): Durante algún tramo, pareció que el descanso le sentaba bien. Pero, de momento, no es el futbolista letal que Cordero creía fichar. Le puede la ansiedad y el tiempo se le agota.
Cambios del Real Zaragoza
Alejandro Francés (6´5): Escribá le reclamó en el descanso y respondió, valiente, en la mayoría de las jugadas. Incluso es capaz de corregir sus propios errores o de ser un comodín ideal para la zaga. Da la impresión de que tampoco puede faltar.
Víctor Mollejo (6´5): Bendecido por la suerte y maldito por el VAR. Marcó el gol del empate, pero el fuera de juego anuló la reacción del Zaragoza. Lo intentó siempre, por la tierra y por el aire.
Marc Aguado (5): Escribá juega con su confianza y no se siente imprescindible. Estuvo bien en su salida al campo, preciso en los pases más complejos y también en los más sencillos. Aunque el error del segundo gol es de Poussin, la jugada no le deja en el mejor lugar.
Maikel Mesa (SC): Salió en el último tramo, cuando el Zaragoza buscaba una solución desesperada. No dejó grandes detalles, pero sí se contagió de los nervios que provoca una derrota.
Sergi Enrich (SC): Fue el último recurso y estuvo cerca de marcar en el final del partido. También, que apenas tuvo tiempo, sirvió para reflejar la maldición del equipo en el partido.
Entrenador
Fran Escribá (4´5): Su equipo completa una semana pobre, con dos derrotas en tres encuentros. Después de una buena primera mitad, el Zaragoza se atascó en el juego posicional. Reincide en algunos errores frecuentes, como prescindir de Marc Aguado, que llegó para ser el inicio de todo. No se le puede culpar a él de los errores individuales, pero no le deja en buen lugar la facilidad que tiene para señalar a sus jugadores. No supo hacer nada para cambiar la historia: el Alcorcón llegó a La Romareda y repitió en su papel de verdugo.