Los dos años de la pandemia provocada por la Covid-19 ha sido igual que un fuego graneado sobre la cubierta de un barco que ha dejado tocados a muchos deportes. Pachi Giné, presidente del BM Huesca, ha explicado la situación de la entidad en una temporada que se atisba “complicada”. La profesionalización de la Asobal, y, en concreto, del primer equipo de la entidad, es mucho más que una etiqueta. Lleva consigo una serie de condiciones. Entre ellas un presupuesto mínimo al que habrá que hacer frente. Y por eso su entrecomillado fue claro: “Huesca va a tener que manifestarse si quiere balonmano o no en la liga profesional”.
Esta tarde se ha celebrado la Asamblea de socios del BM Huesca. Once años avalan la trayectoria del club en la máxima competición nacional. Y ha recordado Pachi Giné que en todos estos años, el club siempre ha rondado con un presupuesto “bajo, de la mitad para abajo de la tabla y más bien hacia abajo que hacia el medio y con un rendimiento de estar casi siempre arriba. Esto lo hemos normalizado. Y lo hemos conseguido gracias al trabajo de todos, de jugadores, de técnicos y de los directivos, que lo hacemos de forma altruista”.
Se desconoce la exigencia del presupuesto de los clubes cuando se consolide el paso al profesionalismo. Eso sí no será solo una cuestión económica, aunque deriven en ella. Y algunas arrancan ya esta temporada. Por ejemplo, el hecho de que todos los partidos sean televisados implica que se tenga que montar y desmontar la pista con su correspondiente coste económico. Pachi Giné señaló que la idea de la junta directiva, salvo sorpresa mayúscula, es que al acabar la temporada constituya la Sociedad Anónima Deportiva.
El BM Huesca afronta la nueva temporada con un presupuesto de 825.000 euros. Una cantidad que se destina a toda la estructura del club. Los capítulos más importantes respecto a los ingresos pertenecen al de patrocinios y publicidad, así como al de socios y en cuanto a los gastos, las secciones deportivas rozan los 400.000 euros.
Por lo que respecta a la temporada pasada se acabó con un superávit de casi 2.000 euros y se arrastra una deuda -exclusivamente con bancos- de menos de 39.000 euros.