La SD Huesca ha cerrado su plantilla con la incorporación de Shinji Okazaki. El delantero japonés recala en Huesca tras no poder ser inscrito con el Málaga. Lo hace a sus 33 años y tras uno en blanco en Inglaterra. En su última temporada en el Leicester City solo marcó en una ocasión, aunque fue en un duelo con el segundo equipo (sub-23) ante el Chelsea, hace casi un año (16 de septiembre). Entre todas las competiciones, Okazaki no alcanzó los 600 minutos, resultando prescindible tanto para el francés Claude Puel como para el norirlandés Brendan Rodgers.
Okazaki, diestro y de 1’75 metros, dio el salto como profesional en 2005 de la mano del Shimizu S-Pulse, llegando a explotar en sus dos últimas temporadas (2009 y 2010) con 17 y 16 goles -sus mayores marcas- respectivamente. Para el curso 2010/11, el VfB Stuttgart lo incorporó a sus filas y sería en Alemania donde se consagraría como delantero. Lo terminaría haciendo en el 1. FSV Mainz 05, donde se convertiría en un ídolo para la hinchada y donde anotó 29 goles en 70 partidos -en dos campañas-, números que no pasaron desapercibidos para el Leicester City.
Pese a que su registro goleador disminuyó, Okazaki fue clave en el curso de su estreno en la Premier League. Dirigido por Claudio Ranieri, el ariete nipón participó tanto como referencia como por detrás del punta y su rendimiento fue prácticamente excelente en un campeonato que terminaría levantando. Un hito histórico para los foxes y primer y único -hasta el momento- trofeo europeo para el ariete de Hyogo, que no encontró el gol el curso pasado tras más de diez años viendo portería.
Movilidad y capacidad de remate
Si bien no responde al estereotipo clásico de delantero, Shinji Okazaki es un futbolista que se manejará en el área atacante de la SD Huesca como pez en el agua. No por ello resulta estático ni anclado en ella; dada su movilidad -ha llegado a actuar en los costados- es capaz de atacar espacios amenazando la profundidad, dominando el cuándo y el dónde para terminar abriéndose hueco para el remate.
En el área y pese a sus 175 centímetros -Cristo y Escriche son más altos, por ejemplo-, huele la sangre. Está vivo ante cualquier balón esférico rechazado y ataca eficazmente los balones en los centros laterales gracias a su buena interpretación y a su potente tren inferior, que le facilita el salto.
Plástico en el remate y con una infinidad de recursos para él mismo, el mundialista Okazaki (en Sudáfrica, Brasil y Rusia), ganador de una Copa Asia en 2011, es considerado el mejor futbolista japonés de la historia en Alemania y toda una referencia a seguir en su país -tercer máximo goleador-. Thomas Tuchel (actualmente en el Paris Saint-Germain), que lo dirigió en el Mainz, se rindió a su profesionalidad y valoró enormemente su compromiso y actitud, algo clave en el devenir de cualquier futbolista en la élite.