Tyler Haws es un exterior que puede actuar de escolta o de alero de 1,96m de altura, con nacionalidad estadounidense, a pesar de haber nacido un 11 de abril de 1991 en Bélgica mientras su padre jugaba profesionalmente al baloncesto, no obstante se criaría en Alpine (Utah) -Estados Unidos- al poco de nacer, y no posee doble nacionalidad.
Pronto empezaría su amor al baloncesto, tomándose en serio este deporte desde los 12 años, con un mentor excepcional como su padre, que se había dedicado de forma profesional al deporte de la canasta enrolado en equipos de Estados Unidos y de Europa. Deslumbró en “high school” con actuaciones donde ya dejaba entrever que sería un anotador compulsivo, sacando partido de su altura dado que creció muy pronto, firmando medias en sus 4 años escolares siempre por encima de los 18 puntos, y por encima de los 20 en los 3 últimos, con un último año que acabó con 23,6 puntos, 8,3 rebotes y 2,6 asistencias, batiendo 21 récords de su escuela, siendo el 10º máximo anotador escolar de la historia del estado de Utah, ganando varios títulos y premios individuales, y llamando la atención de las universidades americanas.
El empezar tan pronto la práctica del baloncesto de forma más constante le ayudó a convertirse, tras su gran periplo escolar, en una estrella tanto de su universidad, Brigham Young más conocido como BYU Cougars, donde coincidió con el ex peñista Matt Carlino, como de la NCAA, a pesar de que entre el primer año universitario, y el segundo, haría un parón de 2 años debido a su fe, ya que como miembro de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, más conocidos como mormones, marchó 2 años de misiones a Filipinas, en los que dedicaba el 100% de su tiempo al servicio de los demás. Un viaje que viene de familia, dado que tanto su abuelo como su padre lo habían hecho anteriormente, que culminó con una experiencia de la que para nada se arrepiente. Posteriormente se reencontraría con el deporte que amaba y sus estudios de administración de empresas.
Pese a lo que pudiera parecer, ese parón baloncestístico, más que frenar su carrera, la relanzó, volviendo muy pronto a coger la forma. Retornó a las canchas un mes de abril para comenzar en octubre la temporada, tiempo de sobra para su puesta a punto. Cuajó 3 años universitarios increíbles, dando un salto de los 11,3 puntos puntos de su primer curso a los 21,7 del segundo (7º NCAA), 23,2 del tercero (6º NCAA), con los que fue nombrado MVP de su conferencia universitaria además de lograr su máxima anotación en un partido con 48 puntos, y 22,2 del cuarto (2º NCAA), unos números en una dura conferencia como la de su universidad que le sirvieron para convertirse en uno de los 20 máximos anotadores de la historia de la NCAA. Un lugar exclusivo donde aparecen ilustres de la talla de Pete Maravich, Óscar Robertson, Elvin Hayes o Larry Bird, todos ellos miembros del “Hall of Fame” de la NBA, u otros NBA actuales como JJ Redick o Doug McDermott, o históricos NBA como Danny Manning, Hersey Hawkins o Allan Houston, además del ex peñista y tristemente fallecido Alphonso Ford.
Por descontado también se convertiría en el máximo anotador histórico de su universidad, adelantando a super clases como Danny Ainge o Jim Fredette, que ahora ocupan el tercer y segundo lugar respectivamente, en unas temporadas donde no bajaría tampoco del 87% de acierto desde el tiro libre, lo que le sitúa entre uno de los mejores lanzadores de tiros libres de la historia de la NCAA, siendo con un 88,3% el que mejor acierto tiene de los 25 jugadores que más lanzamientos libres han convertido en la historia de la liga universitaria.
Estos grandes números anotadores a los que también suma unas medias que rondan los 4 rebotes y las 2 asistencias por temporada, además del 38% de acierto desde el triple y el 48% desde los 2 puntos, sirvieron para la llamada de franquicias NBA como Utah Jazz, Memphis Grizzlies o Los Angeles Lakers de cara a los entrenamientos previos al draft, donde finalmente no fue seleccionado, aunque si disputaría la liga de verano con Cleveland Cavaliers, jugando 5 partidos con unas medias de 6 puntos en 12 minutos de juego.
Tras esta experiencia después de la universidad y viendo que no había sido seleccionado en el draft, y su papel no había sido protagonista en las ligas de verano, sus miras quedarían puestas en el baloncesto europeo. Y no tardaría en aparecer su oportunidad en el Obradoiro de ACB, que lo contrataría para la temporada 2015/2016 en lo que sería su primera experiencia profesional. Una temporada que como rookie le costaría adaptarse, y en la que acabó jugando 34 partidos de liga, la mitad como titular, más 1 de copa del rey, con un promedio de 19 minutos y unas medias de 8 puntos, siendo el cuarto máximo anotador de su equipo, además de 1,3 rebotes y 0,7 asistencias, con un 34% de acierto desde el triple, un 46% desde los 2 puntos y un 83% desde el tiro libre.
Su actuación en tierras gallegas no le sirvió para renovar, después de que unas altas expectativas se convirtieran en una temporada aceptable, lo que le hicieron enrolarse en la liga polaca en la temporada 2016/2017, dentro de BC Anwil, en un curso que fue de más a menos, donde acabaría con unas medias de 19 minutos, 8,7 puntos, 1,9 rebotes y 0,9 asistencias, bajando su acierto en el tiro a un inhabitual 27% de tiro de 3, 44% de 2 y 89% desde el libre, bajando sus prestaciones en una liga menos que la ACB.
No obstante, a pesar de su anterior curso, en la temporada 2017/2018 tuvo la oportunidad de ganarse un puesto en el Reggio Emilia de la LEGA italiana durante la pretemporada, pero no logró satisfacer al cuerpo técnico y fue cortado antes de comenzar la liga, lo que le hizo estar a la espera mientras intentaba volver a la G-League de Estados Unidos, o liga de desarrollo, sin suerte, firmando y siendo cortado al poco sin disputar un partido. En enero recibió la llamada de la liga canadiense, para enrolarse en las filas del St. John’s Edge, donde volvió a vivir la misma experiencia que en Polonia, jugando nuevamente de más a menos, lo que hizo que los canadienses le cortaran tras 16 partidos antes de acabar la liga, con unas medias de 16 minutos, 5,6 puntos, 1,1 rebotes y 0,8 asistencias con un 31% desde el triple, 40% de 2 y 87% desde el libre, en lo que sería su última experiencia profesional antes de recalar en las filas de Levitec Huesca, donde busca estabilidad y reconducir su carrera sintiéndose nuevamente ese líder que en la NCAA fue.
Su juego ofensivo
Una máquina de anotar, con un amplio repertorio de introducir el balón en el aro rival, con bote, sin él, con fintas, juegos de pies, de larga distancia, media o penetrando hasta el fondo, tirando en parado, en suspensión, con una sola pierna o echándose hacia atrás, lanzando el balón desde muy arriba lo que hace difícil taponarle, variando esta mecánica dependiendo de las defensas rivales, sin problema de anotar justo delante de sus pares, un gran abanico para un jugador puramente ofensivo que tiene el aro entre ceja y ceja.
No obstante, su mayor efectividad viene desde la media distancia, donde destila una gran clase siendo imprevisible cuando ejecuta desde esta distancia en movimiento, lo que no quiere decir que el triple no sea una buena arma, donde su acierto crece cuando el lanzamiento es en estático, gracias a su buena muñeca.
Juega muy bien sin la pelota, utilizando a la perfección los bloqueos indirectos, lo que unido a su rápida mecánica de tiro, cualquier metro de distancia que le dejan sus defensores, lo aprovecha a las mil maravillas, utilizando también la finta muy bien al ser un jugador acostumbrado a fuertes defensas, lo que también le ha hecho ganar con los años una buena visión de juego cuando sufre defensas dobles.
Desde el tiro libre es un seguro de vida, una mecánica que ha repetido infinidad de veces, como si de un ritual se tratara, no bajando en ninguna temporada del 80% y rozando el 90% de acierto en alguna de ellas.
Acostumbra a cuidar bien el balón. Las penetraciones a canasta no son su fuerte, dado que no es un jugador explosivo, que es una de las principales características para culminar cerca del aro y superar a pares más altos, aunque por otro lado tiene la potencia de salto suficiente para poder machacar la canasta si está solo, pese a que no es habitual verle hacer este tipo de acciones, si bien puede correr la pista sin problema alguno.
Su juego defensivo
Desde luego la defensa no es su fuerte y bien sabe que es uno de los factores a mejorar de su juego, recalando en un lugar idóneo para crecer a las órdenes de Guillermo Arenas, amante de la intensidad defensiva.
No por ello es ni mucho menos un jugador vago defensivamente hablando, acostumbrado a las defensas a exteriores y sus persecuciones por la pista, además de dominar la defensa en zona por la utilización de ésta en su universidad.
La mayor debilidad viene en el 1×1, si bien ha ido mejorando su desplazamiento lateral y sigue trabajando para mejorar esta faceta, no obstante su gran poder ofensivo contrarresta que en ocasiones pueda flaquear defendiendo su aro.