La victoria del Real Zaragoza en los Pajaritos se cimentó a partir de su portería a cero, con Atienza y Clemente como claros protagonistas. Era la prioridad que Víctor debía recuperar. Volver a ser sólidos tras encajar 6 goles en los últimos 3 partidos. Y el equipo maño dejó a un Numancia enrachado (8 jornadas sin perder) muy lejos de la portería de Cristián Álvarez.
De hecho, solo los graves fallos en salida de balón durante la primera parte permitieron arrancar el motor ofensivo del Numancia. Con Igbekeme como principal responsable de unos errores temerarios que podrían haber costado el partido. Los sorianos no lo aprovecharon y más allá de esas concesiones estuvieron muy lejos de superar a un rival muy bien plantado. Y es que Atienza y Clemente tuvieron un nivel sobresaliente.
Atienza volvió a ser el central dominante
Tras un par de actuaciones humanas, el Pichu Atienza volvió a ser ese líder silencioso que ha transformado a una de las peores zagas de la temporada pasada en una de las dos mejores. Con el oficio de un central de la vieja estirpe. Clásico, respondiendo a las típicas preguntas que tiene que responder un defensor con ninguna duda. Seguro de cada decisión que toma y sin errores en el pase. Atienza es el mejor ejemplo de la regularidad de un Real Zaragoza que a pesar de tanta crítica y duda puede acabar segundo si puntúa este miércoles en Fuenlabrada.
Como de Atienza se espera este nivel, el elogio va para otros. Bien merecido, por otro lado si van destinados a Enrique Clemente. Valiente, sin erizarse en todavía ningún contexto. El central zurdo volvió a sorprender a una numerosa afición desplazada al derbi del Moncayo. Y a cualquiera que lo disfrutara en la tele. Porque Clemente es un defensa del que se disfruta. Elegante, con arrojo y siendo capaz de trasladar la pelota en conducción hasta el área rival si ningún rival le sale al frente. No se arruga, tiene un descaro de aplaudir y al Real Zaragoza le hace mucho bien en su salida de balón.
El descaro de Clemente entusiasma
A Simone Grippo le cuesta desatascar las primeras líneas rivales con sus pases, más aún desde que actúa en el perfil izquierdo, Clemente sin embargo es una mina. El suizo tiene una buena diagonal en largo, pero no tiene el fútbol que destila el canterano y tampoco es zurdo, cualidad que es más fundamental de lo que parece si se sabe aprovechar. Para conducir, proteger el balón dar un pase profundo e incluso para orientar los balones largos o despejes, representa una gran ventaja. Además, tiene esa inteligencia para saber dividir, algo fundamental para un equipo que quiere sacar la pelota desde atrás. Ahí hay que tener arrojo y buen pie, pero sobre todo mucha intuición del juego. El zaragozano está mejorando mucho el juego colectivo a través de su limpia salida.
Atienza lo ha jugado absolutamente todo. Inamovible para Víctor y habituado a jugar todo gracias a un historial de lesiones prácticamente vacío en las últimas temporadas. Sin embargo con Clemente hay que tener más cuidado. De hecho, el canterano le reconoció a Fernández que no estaba al 100% para enfrentarse al Cádiz. Ha salido de una lesión tremendamente complicada que podría haber lastrado su futuro. Por ello el técnico aragonés anda rotando todavía al futbolista.
Grippo ha jugado 6 partidos y Clemente 4. Las cifras de goles encajados son similares. 5 encajados con el suizo, 4 con el maño. Eso sí, los resultados y las sensaciones futbolísticas si que marcan diferencias. 9 puntos de 18 con el primero y 10 de 12 con el segundo. Enrique Clemente además de mostrar sobriedad atrás supone un activo fundamental en el juego con balón del Real Zaragoza, y si empieza a dejar atrás sus molestias aún presentes en la rodilla, debe ser el central titular. Víctor podría haber encontrado ya a su pareja: Atienza y Clemente.