La rocambolesca situación en la que juega esta temporada la Asobal vuelve a pivotar esta jornada sobre el Bada Huesca. La retirada del BM Aragón es una pena por aquello de que el balonmano español pierde presencia en la quinta ciudad de España. Bueno, eso siendo puristas, porque la realidad es que ser el cierre de la clasificación tampoco es que fuera un ejemplo a seguir o de cómo está el balonmano patrio… o sí, que nunca se sabe.
Y con la plantilla del equipo de la capital aragonesa fundido, los puntos conseguidos contra ellos en el cajón del olvido. Es lo que firmaron los clubes así que las reclamaciones frente al espejo. Pero claro, cuando uno camina en el despropósito se sabe por dónde va la senda, pero no dónde termina. Tras la primera parada a raíz de la desaparición del equipo de Deme, el Bada ya probó jugar contra un rival que nunca existió –modo ironía- como fue el pivote Pedro Fuentes que ya le armó un buen taco a la defensa del Bada en esos partidos que nunca se jugaron.
Ahora llega el choque contra el BM Cuenca que ha alimentado su plantilla contra otro jugador que esta temporada, siempre según la Asobal, ha estado inédito y que por carambola estuvo defendiendo el escudo del siete altoaragonés hace unas temporadas. Y ya se sabe que siempre que juegas contra un equipo donde estuviste sueles tener un aditamento especial para hacerlo mejor. Es el caso de Agustín Vidal. El argentino regresa a Cuenca y afina su estreno contra el Bada Huesca. Lógicamente los jugadores se tienen que buscar su modo de vida y el problema no es suyo, sino de la raíz; de quien permite salir a equipos sin la garantía de que van a terminar la temporada. Sea por lo que sea la realidad es que este sábado, el BM Huesca se mide contra un equipo que sube el nivel competitivo de su plantilla con un rival que jugó buena parte de la temporada en otro club de la misma categoría. De aurora boreal.
Son cosas de nuestro balonmano, de un espectacular deporte que tanto ha dado y que sigue a la búsqueda de El Dorado que no está solo en la llegada de patrocinadores –bienvenidos son y sean- sino en poner entre los condimentos cierto sentido común. Y menos mal que la llegada de firmas solventes han evitado la caída en barrena. Tardará más o menos, pero seguro que el balonmano español vuelve a ser lo que fue.
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